clicdeporte Las mejores historias de fútbol en una web
La historia no estaba con España. Nadie había conseguido hacer un triplete ganando de forma consecutiva Eurocopa, Mundial y Eurocopa. A pesar de ello, la tradición del futbol y las estadísticas están para romperse y la roja lo consiguió para entrar en la leyenda.
Era la tercera parte de una tribología de fútbol de ensueño cuyo final era incierto. Cuando ni los más optimistas soñaban con ver a Iker levantar de nuevo un titulo, el grupo nos hizo entrar en un sueño nos puso en evidencia la realidad.
Italia era la invitada. El equipo contra el que habíamos cambiado nuestro signo de equipo que no pasar de cuartos y contra ellos teníamos la oportunidad de convertirnos en los reyes del Olimpo.
De eso era consciente la roja y como tal salió al estadio de Kiev para honrar a la historia, a nuestra reciente historia. Como en una película o un sueño todas las piezas del engranaje del juego de España funcionaron con la precisión de un reloj suizo.
Xavi volvió a ser ese eje fundamental, Silva daba profundidad asociándose con su gemelo futbolístico, Iniesta, Xabi Alonso, Busquets y Silva hicieron su trabajo al igual que una defensa donde Alba fue el referente, el espíritu joven de una selección que no se cansa de ganar.
Y así dando un recital de pases, juego en profundidad y asociación llegaron los goles. El primero de Silva de cabeza tras una genial asistencia de Cesc, no menos genial la segunda y la tercera de Xavi para Jordi Alba y Torres. Un nueve renacido tras su mal año que abandona silencioso el torneo con el trofeo de máximo artillero bajo el brazo, el más silencioso que se recuerda. Él tuvo en el cuarto la felicidad del media punta y le falto el egoísmo del goleador cuando cedió a Mata el cierre de la historia. A él al asturiano que marcaba un gol por él, por Llorente, Juanfran, Albiol, Reina o Valdés. Ellos que sin jugar un sólo minuto también son leyenda.
Un partido inolvidable más propio de un amistoso que de una final donde el 4-0 en una final puso a España y a los pupilos de Del Bosque en la cumbre de los equipos del firmamento del balón. Nunca vimos una Italia tan consumida tan impotente a cambiar lo imposible. Un país el transalpino se reflejo en las lagrimas de Pirlo.
El, el estratega italiano no dejo ver que otra azurri es posible pero sin él puede que esa idea sólo llegue a ser una utopía en el futuro. Y en ese festín español Casillas fue el capitán importante sabiendo que tenia un segundo plano pero cuya gloria pertenezca más a el que a ninguno por ser el salvador de un estilo, el líder de un sueño.
Un sueño que se hizo realidad y que a pesar de no creerlo es un hecho que nadie les quitará una generación que es posiblemente muera aquí. Aun así, y aunque esperamos que el tiempo les devuelva otra oportunidad el destino parece que va encaminado a que muchos no llegaran a Brasil y tras ver como los sueños pueden hacerse realidad acaba la Euro con la sensación de que el circulo parece haberse cerrado, pero nunca antes hubo una forma más bonita y más preciosa de irse, convertidos en leyenda.
