El gol que enmudeció Brasil

Murió sentado en la cama del hospital mientras veía la repetición del partido de la Copa Libertadores entre Inter y Tigres. Ese fue el momento en el que el corazón de Alcides Ghiggia dijo basta para siempre un 16 de julio de 2015, precisamente, el día que se cumplían 65 años del aniversario de su gol más importante: aquel que le metió a Brasil en la final del mundial de 1950.

Con la muerte de Ghiggia se decía adiós al último superviviente del “Maracanazo”. La derrota, contra todo pronóstico, de Brasil en su Mundial tenía en la figura del jugador uruguayo la personificación del recuerdo vivo del momento más doloroso de la su historia futbolística. Una hazaña que permitió al atacante pasar a ser reconocido como uno de los mitos del fútbol uruguayo a la altura de mitos como el gran capitán de aquella selección charrúa Obdulio “El Negro Jefe” Varela.

Posiblemente, en el momento en el que Ghiggia falleció, un vacío Maracaná albergó el mismo silencio que crearon incrédulos 65 años antes los 200.000 espectadores que abarrotaban el estadio brasileño tras ver anotar el gol al futbolista charrúa. Un silencio el creado por la torcida brasileña que permitió al uruguayo afirmar que “sólo tres personas han podido enmudecer al Maracaná: el Papa, Frank Sinatra, y yo”.

Desde eses momento, el llanto de una Brasil conmocionada vivió y vivirá para siempre ligado al recuerdo del gran Alcides Ghiggia. Un paso a la posteridad que llegó en el 65 aniversario de su gol más importante. Una entrada en el cielo futbolístico que se produjo en el momento en el que su corazón dijo basta cuando, posiblemente, su último aliento estaba viajando al 16 de julio de 1950 cuando su tanto en la final del Mundial hizo enmudecer a Brasil.