A comienzos de febrero de 2009 el mundo del tenis volvía a vivir un momento histórico, Rafa Nadal se llevaba su primer Open de Australia derrotando a Roger Federer. Todo parecía una final más hasta que en el momento de los discursos el suizo rompió a llorar consciente de que en su rivalidad con el manacorí se veía superado una y otra vez. Nadal no soló había vencido en la pista sino también en el territorio mental.
La mente es algo fundamental en cualquier trabajo, pero en el ámbito deportivo y especialmente en los juegos que no son en equipo es fundamental, saber controlarla en todo momento y utilizarla como arma se convierte en una de las principales diferencias que hay entre un jugador número 100 de la ATP y los grandes de la raqueta.
En ese aspecto Nadal se convirtió en una figura mundial. El español no sólo realizaba un gran derroche físico que le permitía ganar sus encuentros sino que el poder de su mente le permitía destrozar a su rival aunque sus golpes fueran mejores que se veían empequeñecidos ante el coloso español.
Actualmente ese aspecto que tan bien domina parece que se ha vuelto en su contra. El español empezó la temporada como número uno y aunque defendía muchos puntos parecía invencible ya que Federer había caído al ostracismo tenístico lejos de las finales derrotado mentalmente y Djokovic se intuía que seguiría lejos de saber manejar el control de la mente para los momentos decisivos, pero algo cambio.
El serbio comenzó la temporada desplegando un nivel de juego al alcance de los elegidos y sabiendo llevar el peso del partido parecía que sólo Nadal podía pararle pero en sus continuos enfrentamientos se vio que Novak contaba con un nuevo arma, su mente renovada y lista para buscar el ascenso al número uno.
La situación en 2009 cambio el papel de los actores y mientras Nadal se convertía en Federer, el serbio se transformaba en el manacorí al que derrotaba continuamente pero no solo en los grandes (Open de Australia, Wimbledon, US Open) sino que su mente había derrotado a Nadal en su especialidad; en la tierra batida.
Tras ser los dos eliminados de la Copa de Maestros se ha visto dos cosas. La primera es que Djokovic en dicho torneo tenía la cabeza ya puesta en cómo encarar su defensa del cetro mundial. La segunda es que Nadal, que necesita que acabe ya la temporada, tiene la difícil misión de volver a utilizar su mente como arma alejar los fantasmas que le alejan de volver a ser el dueño y señor del mundo del tenis.