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sábado , 23 noviembre 2024
Gareth Bale es, con una media de 36,9 km/h, el jugador más rápido del mundo con el balón en los pies.

El regreso del pura sangre galés

El caballo es uno de los animales más elegantes que existen en el mundo, una cualidad que los equinos ponen de manifiesto tanto al trote como al galope. En este último caso, dentro de las diversas razas que existen en el mundo destaca por encima del resto la denominada “pura sangre”. Una variedad de corcel cuya velocidad elevada al galope se debe principalmente a los cruces genéticos realizados a partir del siglo XVIII en Inglaterra de yeguas inglesas cruzadas con sementales provenientes de Oriente Medio.

Así las cosas y debido a su condición atlética, los pura sangres se convirtieron en los caballos utilizados principalmente en las competiciones de velocidad dado que son capaces de correr, por ejemplo, 100 metros en tan sólo 4,98 segundos. Un tiempo que si lo comparamos con el mejor registro en esa distancia del humano más rápido del mundo (Usain Bolt), el atleta jamaicano consiguió cubrir esa misma distancia en prácticamente el doble de tiempo al parar el crono en 9, 58 segundos.

Por otra parte, si comparamos a los “pura sangre” con los grandes velocistas del mundo del fútbol, uno de los que habría que incluir en esta lista sería el jugador del Real Madrid Gareth Bale. El futbolista galés comparte con esta raza de equinos comparte la genética británica y, habría que tirar del árbol genealógico para descubrir si también cuenta en sus genes con ascendencia árabe.

Dejando a un lado los orígenes del jugador de Cardiff, lo que sí está comprobado fehacientemente es que el atacante galés contó desde niño con una complexión física que hacia presagiar que dedicaría su vida profesional al atletismo y no al fútbol. Una situación derivada del hecho que con sólo 14 años era capaz de correr 100 metros en tan sólo 11,4 segundos.

Sin embargo, Bale tenía claro que su futuro no estaba en las pistas de atletismo sino en los terrenos de juego ya que, tanto en el del Souhampton como posteriormente en el Tottenham en el Real Madrid, este galés ha conseguido deslumbrar a los aficionados con vertiginosas arrancadas con el balón en los pies con las que deja atrás rivales como si éstos fueran simples postes en dicha trayectoria.

Una cualidad que posee el futbolista galés y que mostró, por ejemplo, en su gol al Barcelona en la final de la Copa del Rey disputada en Mestalla en 2014 donde recorrió 58 metros en ocho segundos con alcanzando una velocidad de 43,45 km/h haciendo que el defensor azulgrana Marc Bartra fuera incapaz de seguir su ritmo tras los primeros metros de carrera.

En ese tanto que dió el triunfo copero al Real Madrid, la velocidad alcanzada y la distancia recorrida con el balón en los pies en tan poco tiempo despertó el interés y los elogios del hombre más rápido del mundo, Usain Bolt. El atleta jamaicano asombrado por esta hazaña del galés afirmó: “Sé que podría hacer de Bale un jugador mejor de lo que ya es“.

A pesar de esa capacidad innata para la velocidad, Gareth Bale no descuido la parte técnica del futbolista la cual siguió puliendo que le llevó dejar de ser un lateral izquierdo de largo recorrido y convertirse en un atacante total. Una evolución que lo convirtió hace varias campañas en el futbolista más caro del mundo (el Real Madrid pagó 100 millones de euros por su fichaje).

Aun así y, a pesar de haber alcanzado dicho estatus, el galés tiene en esa punta de velocidad un arma de doble filo ya que a pesar de ser  una de sus grandes cualidades es también uno de sus grandes problemas ya que esas explosiones de velocidad al límite en cuestión de segundos le ha convertido en un inquilino habitual de la enfermería cada temporada. Sin embargo, esta situación no ha impedido su meteórico ascenso hacia el Olimpo del fútbol.

Unas caras de esta cualidad que se pusieron de manifiesto el pasado sábado frente al Espanyol ya que Bale volvía a los terrenos de juego tras 88 días en el dique seco por culpa de una lesión muscular que da muestras de la parte negativa de esa gran condición. Una situación a la que Bale dio la vuelta en el poco tiempo que estuvo sobre el terreno de juego mostrando el lado positivo de la misma con una galopada desde el centro del campo, tras recoger un pase de Isco, con la que batió (gracias un sutil golpeo final) a Diego López y aseguraba el triunfo blanco.

En definitiva, el futbolista de Cardiff regreso como vuelven los “pura sangre” a los hipódromos, dando muestras de su grandeza. Una aureola de estrella que regresa a la cabeza de un Bale que espera que el lado positivo de su velocidad le permita seguir enamorando aficionados por las praderas del fútbol mundial.

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