Se retira. Fernando Torres anunció este viernes 21 de junio su decisión de colgar las botas tras 18 años de carrera profesional en un periplo donde ha saboreado los mayores éxitos del balompié a nivel personal y colectivo. Con su adiós de los terrenos de juego, el fútbol despide al jugador y el Olimpo Futbolístico da la bienvenida a una leyenda.
Forjado en las pachangas callejeras y en los campos de cemento y tierra de su Fuenlabrada natal, Fernando Torres, hijo de la generación Oliver y Benji, soñó con emular a los astros animados japoneses en cada duelo en el barrio donde, curiosamente, se inició bajo palos antes de que un balonazo le mostrará, rompiendo alguno de sus dientes, que su destino no era parar goles sino meterlos.
Como sus amadas historias animadas del fútbol nipón, las hazañas del imberbe y espigado delantero fuenlabreño que destrozaba redes con el ímpetu de Oliver Atón o Mark Lenders llegaron a las ordenes de trabajo de los ojeadores madrileños que tenían cada fin de semana cita obligada para ver sus exhibiciones con el esférico.
Una superioridad que evocaba su fútbol que generaba suspiros amorosos, cuál colegiala, de los responsables de scouting madrileños y allí conoció su gran amor deportivo, allí inició su noviazgo con el Atlético de Madrid.
Destrozando registros goleadores (en el club rojiblanco y las inferiores de la selección) y siendo una de las perlas de la cantera colchonera, Torres vivió su momento más amargó como rojiblanco desde la lejanía del filial atlético un 7 de mayo del 2000 cuando el histórico equipo madrileño dejaba la Primera División para descender al infierno de la Segunda. Se estaba gestando su periplo como colchonero.
El nacimiento de “El Niño”
Con el dolor en el rostro y la esperanza en el alma, el aficionado rojiblanco iniciaba la etapa en la categoría de plata del fútbol español ansiando la llegada de un ídolo, de un mesías que los sacara del pozo. Un elegido para sacar la barca colchonera del inframundo balompédico que apareció un 27 de mayo de 2001 ante el Leganés en el Vicente Calderón con el 35 a la espalda bajo el nombre de Fernando Torres.
La habilidad futbolística, la elegancia en la conducción del balón, el porte atlético o el instinto goleador del 35 propiciaron que la parroquia rojiblanca cayera rendida a sus pies como el elegido para devolverles a la élite. Sin embargo, y tras quedar cuartos el primer año en segundo, no fue hasta el segundo curso en Segunda, bajo la dirección de la gran leyenda Luis Aragonés, cuando los colchoneros retornarían a Primera liderados por un Torres que mostraba triunfal el cetro de mando rojiblanco.
Su paso por la élite del fútbol español permitió al fuenlabreño madurar, cual fruto en un árbol, hasta convertirse en el bastión de un Atlético de Madrid donde curtió a estrellas del balompié como Agüero o Forlán entre otros. Sin embargo y, a pesar de ser el emblema del Calderón, la ausencia de títulos amargaba cada año un futbolista asentado ya como goleador en la Selección Española.
La consolidación de una estrella
Con la amargura en su corazón, un Fernando Torres de cara desblanquiñada y melena al viento (un look muy de los sesenta) dejaba en 2007 Madrid para irse, junto a su mujer Olalla, a la ciudad de los Beatles, a Liverpool. Como jugador “red”, “El Niño” pronto se convirtió en un ídolo para The Kop (la grada de animación de Anfield) donde fue el “killer” y emblema del equipo durante cuatro temporadas en las que alcanzó su cenit futbolístico marcando 81 goles en 142 partidos. Sin embargo, los títulos seguían sin llegar.
El goleador de la “España de oro”
Un éxito que durante esos años si alcanzó con la selección española. Bajo la batuta nuevamente de Luis Aragonés, Torres vivió el ciclo de una España triunfal que ganó dos Eurocopas y un Mundial en cuatro años (los dos últimos títulos dirigidos desde el banco por Vicente del Bosque).
La gloria de “la Generación Casillas” con la Roja fue iniciada un 29 de junio de 2008 en el Ernst Happel de Viena con el gol que “El Niño” marcó ante Alemania en la final de la Eurocopa y que dio a España su segundo título europeo. Un tanto que Fernando Torres vaticinó el día antes del torneo en el que sería, y así fue, “su gol más importante como futbolista”.
Cuando Lehman recogía el balón del fondo de las mallas, tras ver como el 9 de España les había ganado la partida a él y a Lahm tras un genial pase de Xavi, nadie sabia que Torres abrió un camino hacia la gloria que tocó su cenit en Sudáfrica con la conquista del Mundial (el también participó en el gol de Iniesta) y cerró un círculo cómo máximo artillero de la Euro 2012 donde España logró una nuevo título europeo ante Italia a la que goleó por 4-0 (en la que anotó el tercer gol).
Chelsea, una etapa de luces y sombras
Volviendo a su periplo a nivel de clubes, Torres decidió en enero de 2011 dar un paso más en su carrera cambiando, previo pago de 58 millones de euros, Liverpool por Londres para convertirse en el 9 de los blues del Chelsea. Un periplo donde su instinto goleador entró en crisis viviendo sus años oscuros como goleador.
Sin embargo, mientras su instinto asesino era tratado en el diván, Fernando Torres vivió su gran éxito a nivel de clubes al ganar la Copa de Inglaterra y, sobre todo, la Champions League, el curso siguiente a su llegada, ante el Bayern Munich donde a pesar de su mal momento futbolístico fue clave en la semifinal ante el Barcelona.
Una etapa como blues donde sus goles se apagaron, pero no sus vitrinas que resplandecieron aún más con la consecución de la Europa League donde abrió el marcador en el triunfo ante el Benfica.
El regreso al hogar
Con su instinto goleador viviendo sus días más negros, el Chelsea decidió (tras no haber conocido al Torres del Liverpool) cederlo al Milán, donde su paso fue breve y testimonial, antes de regresar como hijo prodigo a su casa, al Atlético de Madrid.
En su vuelta a los origenes, Torres se ganó de nuevo a su afición y a su entrenador (Simeone) desde el rol de secundario aportando un gran trabajo al colectivo y levantando su único titulo como colchonero (ganó la Europa League en 2018 ante el Olympique de Marsella) disputando únicamente el tiempo de descuento de la final tras sustituir a Griezmann, el emblema del equipo en ese momento.
El 20 de mayo de 2018 ante el Eibar, Torres se enfundaba por ultima vez su amada casaca rojiblanca y marca su último gol como atlético antes de emprender su último viaje como futbolista en tierras japonesas en las filas del Sagan Tosu.
Nace la leyenda
Tras un año en tierras niponas, este viernes 23 de agosto Fernando Torres cerraba su carrera futbolística cuando “El Niño” atlético se despedía para siempre de su amado balón con el que se va de la mano al Olimpo Futbolístico donde acaba de nacer la leyenda de un mito del balompié.