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sábado , 23 noviembre 2024

Competir bajo presión

(Foto Mundo Deportivo)

La mayoría de equipos que levantan trofeos a final de temporada suelen tener un elemento común: saber competir bajo presión. Los grandes conjuntos tienen partidos y momentos en la temporada donde deben sobreponerse a las circunstancias para que su candidatura a levantar dicho trofeo sea más sólida.

En relación con esta circunstancia centraremos nuestras miras en la situación actual del Real Madrid. Hace varias semanas colocábamos desde Clic Deporte al conjunto de Carlo Ancelotti como claro favorito a levantar la liga a final de campaña. Sin embargo en 4 días todo ha cambiado.

En aquel momento el Atlético de Madrid estaba situado a 3 puntos de los de Concha Espina por los 4 que separaban al Barcelona de los blancos. Las opciones de los blancos pasaban por la capacidad de Ancelotti para llegar líder al final de competición basándose en que todos sus jugadores llegaran frescos (físicamente) al momento clave de campaña gracias a un proceso de rotación constante. Ese trabajo del italiano le colocaba en la pole position para hacerse con el título liguero donde solo un accidente (perder un partido) o salida de pista (alguna lesión de sus jugadores más importantes) le podrían apartar del trofeo.

El accidente se ha producido en dos ocasiones en 4 días dejando el automóvil de Florentino Pérez muy tocado tanto en la dirección como en el motor para el final de carrera. Las derrotas ante el Barcelona en casa y el Sevilla fuera dejan herido de muerte a la plantilla blanca.

Centrándonos en el análisis un tropiezo ante los azulgranas era asumible. La razón es que el Real Madrid seguiría por delante de los discípulos del Tata Martino y del Atlético dada la dificultad del calendario rojiblanco. Los de la ribera del Manzanares probablemente se dejarían algún punto hasta la última jornada (visitas al Athetic de Bilbao, Levante o Valencia por ejemplo) donde además se las verían con el Barcelona. Todo esto inclinaría la balanza del lado blanco y le hacían depender prácticamente de sí mismo para ser campeón.

Por eso en el Sánchez Pizjuán se esperaba la mejor versión del Real Madrid tras la derrota en el clásico y seria ese el partido donde los de Ancelotti retomaran el timón del destino liguero. Sin embargo, en el momento de la verdad y contando con la presión añadida de la victoria azulgrana, el conjunto blanco no dio la talla. La presión se lo comió.

Un elemento que se ve reflejado en los “grandes” encuentros de los blancos esta campaña donde no ha sido capaz de derrotar a ninguno de sus dos rivales en sus enfrentamientos directos. (2 derrotas ante el Barcelona y 1 derrota y 1 empate ante el Atlético de Madrid).

Unos datos que unidos a la derrota en Sevilla dan la verdadera imagen del Real Madrid. La de un equipo que no ha sabido competir ni sacar los galones en aquellos choques donde se esperaba que diese un paso al frente.

Esta situación no se ha producido y ahora con la clasificación en contra debe apelar a que su mejor estado físico sea el arma con el que estar líder al final de la última jornada. Ahora debe luchar contracorriente y ganar por obligación todos los partidos que quedan y esperar un milagro en forma de tropiezo tanto de Barcelona como del Atlético de Madrid.

Ahí están puestas las esperanzas de un Real Madrid que tras el pitido final en el partido de ayer ante el Sevilla trasmitía una sensación similar entre los aficionados: acababa de tirar la liga. Ahora y tras haber dejado patente de que en los momentos de jugar bajo presión no ha dado la talla y ahora debe esperar que otros le regalen lo que no ha sabido defender en el campo. 


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