(foto Eurosport) |
La derrota del Barcelona ante la Real Sociedad ha dejado abierta una herida que ya es imposible de cerrar. La imagen dada por los azulgranas en Anoeta ha puesto de manifiesto los problemas en defensa y el hecho de que eso es algo que no se puede obviar.
La Real Sociedad pasó por encima del equipo del Tata Martino en una segunda mitad que ambos equipos difícilmente olvidaran por razones opuestas.Tras salir de vestuarios tras el pertinente descanso el resultado era de 1-1. Sin embargo, los donostiarras se adelantaron de nuevo con un gol de Griezmann tras una gran contra de los de Arrasate que acaba en el pico del área aprovechando los espacios dejados por el Barcelona, fue aprovechado por Vela para poner al balón en el segundo palo donde el francés remató a placer.
A partir de ese momento, el partido se convirtió en un correcalles donde los azulgranas buscaban con ahínco el empate mientras que el conjunto vasco aprovechaba los espacios dejados para campar a sus anchas por el campo con contras rápidas y combinaciones entre sus hombres de medio campo. La sentencia llego como el primero; a balón parado.
Si en el primer gol el fallo fue de Song por no marcar a Elustondo, el tercero fue un fallo de toda la defensa que se quedó pidiendo un fuera de juego de un jugador que si lo estaba pero no vieron llegar a Zurutuza en posición legal que marcó a placer. Un grave error.
El actual Barcelona nos deja una sensación de que el arreglo de la defensa del Barcelona con dinero ya no es una necesidad, es una obligación. En esta situación se añora mucho al último gran Barcelona: el de Guardiola. Sin embargo, la gran diferencia de este Barça con el de Guardiola es que el equipo del de Santpedor presionaba desde arriba. Este, dirigido por Tata Martino, deja avanzar al equipo rival hasta la zona de tres cuartos donde a pesar de ser una zona peligrosa el equipo defiende sin intensidad y eso ante equipos con calidad y que aprovecha los espacios que concede el equipo por esa falta de intensidad y presión te mata.
También hay que entrar a valorar que el estado de jugadores como Pique, Alves o Puyol dista mucho de sus mejores días y eso en un equipo que basa su juego en el ataque se paga. En el caso del capitán desde el club han lanzado en las últimas campañas, verano tras verano, el mismo mensaje. No hace falta acudir al mercado en busca de un central porque Puyol es el fichaje, su recuperación permitirá cerrar los problemas en defensa.
Las últimas actuaciones de la zaga catalana y la puntilla puesta por la Real Sociedad han puesto de manifiesto que ese diagnóstico es erróneo. La herida esta abierta del todo y ahora debe sobrevivir herido hasta final de temporada donde parece seguro que esta vez pasara por el quirófano ya que se ha demostrado de que con ese “tumor” no puede vivir un año más.
En definitiva, en Barcelona parecen haberse empeñado en no cambiar nada en un equipo que le dio la etapa más gloriosa de su historia y hasta que no llegue una temporada desastrosa no se va a actuar. Un error donde ayer se vio que dicha estrategia es errónea, ya que si se espera a esa situación puedes permitir que tu rival se rearme y que se convierta y se asiente como líder dentro de la rivalidad existente entre ambos (hablamos del Real Madrid) que te obligué a volver a la oscuridad que da asentarse en el segundo plano viendo el éxito del enemigo como espectador impotente.