La mejor liga del mundo, el baloncesto más espectacular se juega en Estados Unidos, en la NBA. Allí se encuentran los mejores jugadores, aquellos por los que se pagan fortunas por el solo hecho de tenerlos en tu equipo, porque sean ellos quienes busquen alcanzar la gloria, lograr el anillo.
En este cúmulo de estrellas llamado NBA destaca njugadores de los denominados “franquicia” sobre los que se asientan las esperanzas de éxito del equipo. El número de estos jugadores ha aumentado considerablemente convirtiendo la lucha por el trono en una carrera de obstáculos. Así tenemos jugadores como Derrick Rose en Chicago, Paul George en Indiana, Chris Paul en los Clippers, Kobe Bryant en los Lakers o Tony Parker y Tim Duncan en San Atonio.
Sin embargo, por encima de todos ellos destaca el duelo entre la estrella de Miami Heat, Lebron James, y la de Oklahoma City Thunder, Kevin Durant. Ellos son las principales estrellas de la liga, los principales jugadores de dos franquicias que aspiran a hacerse con el anillo de campeón a final de temporada.
Ayer, ambos se volvieron a ver las caras en el American Airlines Arena de Miami. Un duelo de colosos, una disputa por quién es el mejor del momento. Un elenco de emociones representadas en los dos jugadores que, dado a que comparte su posición, se enfrentaron constantemente en un cara a cara particular.
El comienzo del mismo estuvo marcado por una superioridad del equipo de Miami que liderados por el “6” recordaban al equipo que se había proclamado campeón la pasada campaña. Su superioridad era tal de los Thunder parecían un juguete en sus manos, la bola con la que anotar canastas.
Esta concentración y superioridad sobre su rival sólo duró hasta el final del segundo cuarto donde el equipo de Oklahoma consiguió ponerse en ventaja al llegar al descanso liderando el partido por 50-55.
La culpa de esa mejora en la imagen del equipo había que atribuírsela principalmente a su máxima estrella, a Kevin Durant. Él se había convertido en la luz del casco de los Thunder para salir del túnel. Se había puesto el mono de faena para doblegar a Lebrón.
El de Oklahoma lo consiguió aprovechándose de la relajación que se había está augurado en la franquicia de Miami. De ahí hasta el final del choque el equipo no bajo la intensidad y tuvo la velocidad de crucero para imponerse a los actuales campeones por 95-112, un resultado refleja la superioridad de los de Oklahoma.
Aunque Lebron James intentó mantener a su equipo con vida hasta al final, anotando la friolera de 34 puntos. Pero en esta ocasión no pudo con Kevin Durant que cimentó su triunfo sus 33 puntos y la colaboración de un servicial a la vez que colosal Serge Ibaka que fue su escudero fiel.
Durant con esos 33 puntos, incluidos 4 de 9 triples, estuvo perfecto con 5 de 5 desde la línea de personal en lo que fue el duodécimo partido consecutivo que anota 30 o más puntos y está a solo dos de empatar la mejor marca de la NBA, en poder de Tracy McGrady (14) desde la temporada del 2002-03.
En conclusión, la lucha por el estrellato, por convertirse en el mejor jugador de la NBA parece que será de nuevo una carrera entre Durant y Lebron. Choque de trenes en el que tendremos más enfrentamientos que serán los que marquen y dicten sentencia sobre quién será el dueño del “MVP” ya que la lucha por el anillo es otra historia.