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En el futbol actual todos los grandes equipos tienen al menos una gran figura que puede ejercer de faro del equipo. Así las cosas, podemos hablar del Barcelona de Messi, del Madrid de Cristiano, el Bayern de Robben o la Roma de Totti.
La circunstancia de tener uno o varios referentes en el club ha permitido dar un salto importante, referencialmente hablando, a la clase media-alta del mundo del balón. Por ello, cuando un jugador de este corte se encuentra buscando su sitio resulta novedoso.
Así las cosas, en esa tarea de buscar hueco en un grande está inmerso Ángel Di María. El argentino se encuentra a un paso de recalar en el PSG a cambio de 65 millones de euros. Un fichaje el del atacante que resulta más novedoso si cabe tras fracasar en su intento de ser el faro del Manchester United que lo compró al Real Madrid la temporada pasada tras pagar por el 75 millones.
Esta campaña, Di María ha pasado un año tormentoso tras no encajar en Manchester ni tener buena relación con Louis Van Gaal. Esta circunstancia hizo que el argentino fracasara en su primer proyecto como líder, un rol que buscó tras haber sido un revulsivo en un Real Madrid donde, debido al status de estrella de sus compañeros, no logró nunca consolidarse en el once titular.
De esta forma, su difícil temporada en Inglaterra le ha hecho recapacitar en su idea de ser el líder del proyecto ya que este verano pasará a ser una de las estrellas de un PSG que gira en torno a Ibrahimovic.
Sin embargo y, a diferencia de lo ocurrido en Madrid, Di María aterriza en Paris para ser un lugarteniente del sueco (si no se regresa a Italia) en su nuevo asalto al trono europeo. Sin embargo, en esta nueva misión la diferencia reside en que él está destinado a ser su sucesor en un futuro más o menos cercano y más cuando anteriores cracks como Cavani fracasaron en dicha tarea como se vio en los cuartos de final de la pasada Champions frente al Chelsea.
En definitiva, el ángel caído que fue expulsado del cielo blanco y que purgó sus penas en el purgatorio de los red devils espera volver a la cúspide del mundo del balón en Paris donde buscará volver a ser un jugador importante antes de convertirse en el faro que muestre el camino a seguir de su equipo.
