El pasado fin de semana no ha sido un fin de semana cualquiera, a nivel futbolístico nos encontramos con un cambio de líder, el Barcelona dejaba su sitio al Atlético de Madrid. Sin embargo, si dicha jornada futbolística pasará a la historia será porque el día uno de febrero de 2014 se fue para siempre Luis Aragonés.
El técnico madrileño dejaba este mundo los 75 años víctima de una larga enfermedad. Con su marcha el mundo del fútbol se teñía de luto para despedir a uno de los jugadores y entrenadores más célebres que ha dado este país y el hombre que cambió la historia futbolística de España.
Siempre será recordado como una de las leyendas del Atlético de Madrid. En el partido de ayer ante la Real Sociedad el público del Vicente Calderón lo ovacionó coreando su nombre en el minuto ocho de encuentro, el último adiós de la parroquia rojiblanca al que fuera posiblemente el pilar futbolístico de la tradición colchonera.
El de Hortaleza fue como jugador un medio centro sobre el que se cimentaba el juego de los equipos por los que pasó. Fueron varios como el Betis, Oviedo, Getafe y hasta Real Madrid pero donde se hizo grande, donde se hizo un referente fue en el Atlético de Madrid, su Atlético. A día de hoy sería, teniendo en cuenta el fútbol, actual un “box to box”. Un futbolista al que le gusta generar estar en todos los procesos del juego, en ambas áreas. Si, así fue Luis Aragonés. Un pilar en el centro del campo al que le gustaba merodear las cercanías del gol tanto en juego combinativo como en jugadas de estrategia donde se convirtió en un especialista.
Esa facilidad para marcar goles le llevó a convertirse en el pichichi en la temporada 1969-70 compartiendo galardón con Amancio y su compañero Garate tras haber anotado los tres 16 cortes en dicha campaña. Aun así, posiblemente su imagen como futbolista más recordada sea aquella falta sacó en el estadio de Heysel ante el Bayern de Munich en la final de la copa de Europa de 1974 con la que adelantó al Atlético de Madrid en una final que acabó convirtiéndose en la gran oportunidad fallada del club rojiblanco.
Como técnico su historia es más reciente, sus recuerdos están muy presentes en el panorama futbolístico. En la temporada 74-75 coge las riendas de su Atlético de Madrid que le había “obligado” a retirarse prematuramente para convertirse en entrenador. En el Atlético consiguió ganar la Intercontinental, se destacó por ser un entrenador capaz de voltear situaciones difíciles pasó por un sinfín de equipos como por ejemplo los dos grandes sevillanos, el Oviedo, el Barcelona, el Mallorca pero sobre todo el equipo de su corazón, su Atléti.
El siempre será recordado por ser el técnico que dio la alternativa a un imberbe y jovencísimo Fernando Torres en el Atlético de Madrid. Él fue quien dio a luz a la última gran estrella rojiblanca. Él fue también quien convirtió en estrella a un jovencísimo Samuel Eto´o que traspasar por sus manos no paro de crecer.
Sin embargo, su gran logro, su gran hazaña la conquistó con la selección. Su gran aportación al fútbol español no sólo la hizo para su Atléti, la hizo para todos los amantes del fútbol español. Él cambio el estilo de juego de una España que se había caracterizado década tras décadas por premiar la garra antes que la técnica. Él logro que un grupo de bajitos creyeran en sus posibilidades, creyeran en su juego para después hacer creer al mundo del fútbol.
La gloria le esperaba en Viena, en el campo Ernst Happel Luis por fin saboreaba la gloria, se ganaba el respeto del fútbol.
Este fin de semana nos dejó pero al enterarnos de la noticia muchos de los amantes del balón no evocamos al hombre enfermo evocamos al triunfador que nos dejó, al “abuelo” que desde el cariño mira al niño para inculcarle los valores de esfuerzo y trabajo, al hombre que iluminó el camino de España tras pasar por la fragua y moldear el nuevo modelo. Para cambiar la tosquedad de la garra por la finura de la técnica.