Frankfurt. El “centro de estudios del Real Madrid” comunicó el pasado verano a Jesús Vallejo que “esa universidad futbolística” era el destino idóneo para cursar su “beca Erasmus”. Una proposición que el defensa maño aceptó con un único objetivo, seguir aprendiendo y creciendo como jugador.
De esta forma, el joven defensa llegó a la dicha “universidad” alemana mostrando una enorme ilusión y ataviado con una maleta donde portaba sus cualidades como defensa (velocidad física y mental, seguridad, capacidad de anticipación, calidad para sacar el balón jugado y madurez).
Allí lo recibió su nuevo profesor, Nico Kovac, quien durante el acto de presentación le advirtió que él “no regalaba aprobados ni matriculas.”Tras está primera toma de contacto, Vallejo comenzó las clases siendo uno de los alumnos más aplicados donde destacó por su capacidad de atención. Una característica que forjó desde los cursos más tempranos observando desde la distancia a sus ídolos más cercanos en el Zaragoza como Zapater o Gaby Milito así como a los mejores centrales del mundo a través de la televisión.
“Lecciones” que formaron el juego de un imberbe Vallejo cuyas cualidades futbolísticas, perfeccionadas la presente campaña por el técnico croata del Eintracht, serían examinadas cada fin de semana por las mejores “universidades” del país germano.
Los exámenes comenzaron el primer día de curso en casa frente al Schalke 04 donde tuvo su primera toma de contacto entrando por el atacante Hrgota en el minuto 81. Un debut donde mostró la puesta en práctica de las lecciones impartidas por Kovac y que refrendo en la siguiente jornada en casa del Darmstadt desde el minuto 7 cuando sustituyó al lesionado Varela.
En ambos partidos, Vallejo dio toda lección de juego, madurez o velocidad, tanto física como mental. Para él, las asignaturas más difíciles son “las rápidas transcciones defensa-ataque y la elevada intensidad”. Aun así, la altísima dedicación del defensa maño a los “estudios” hicieron que Kovac se implicase de forma cercana y exigente en la formación académica de un jugador español que posee enormes cualidades para triunfar en la elite de la profesión.
Por ello, el croata le ha ido poniendo retos constantes en cada partido en los que le ha dado plena confianza otorgándole la titularidad en el resto de partidos hasta el momento. Una fe que ha sido respondida por Vallejo sacando con matricula todos los envites (pruebas de madurez, liderazgo, rapidez física y mental, eficiencia para sacar el balón jugado o versatilidad para adaptarse sin problemas a jugar en defensa de tres o de cuatro). Evaluaciones donde ha dejado también exquisiteces en forma de jugadas como la anticipación a Halilovic al que arrebató un balón tras partir en desventaja en una larga carrera o el caño realizado a Robben para sacar el balón jugado desde atrás.
Así las cosas, los aprobados con matricula obtenidos hasta el momento por Vallejo han “enamorado” a un Kovac que ha llegado a afirmar que “no he visto un jugador así ni como futbolista ni como entrenador. Este chico es un escándalo.” Unos elogios que también le llegan de sus propios compañeros como es el caso de Hrdecky, portero del Eintracht, quien asegura que “ahora mismo es nuestro mejor jugador. Vallejo hace mi trabajo más sencillo”. Además, la prensa alemana también destaca su calidad como ha puesto de manifiesto la prestigiosa revista Kicker al elegirlo como uno de los 15 jugadores más relevantes del presente ejercicio en la Bundesliga.
Consideraciones que han llevado al club alemán a pedir al Real Madrid una ampliación de su beca Erasmus (su cesión) por dos campañas más. Sin embargo, la respuesta ha sido negativa ya que los “jefes de estudio” del club de Concha Espina han confirmado que será el “primer fichaje” del equipo blanco el próximo curso (al que en principio sólo podrán llegar los cedidos por la sanción de la FIFA).
Un regreso para el que aún quedan muchos meses de la beca formativa de un Jesús Vallejo que huye de los elogios. Un jugador centrado únicamente en continuar su temporada de erasmus en tierras germanas de la de espera salir con una matrícula “Cum Laude“ bajo el brazo.