Existen muchos caminos para lograr el principal objetivo en el mundo del futbol: ganar. La victoria en cada partido puede conseguirse de muchas maneras (sustentado en la defensa, en el contragolpe o en el juego asociativo entre otros). Diversas formas de buscar el triunfo que son elegidas por los dirigentes de los clubes de fútbol en función de su categoría, necesidad o tradición futbolística a la hora de seleccionar un entrenador determinado.
En el caso del actual Chelsea predominaban la imperiosa necesidad de recuperar la hegemonía pérdida el curso anterior así como de reenganchar al aficionado con un fútbol atractivo. Por ello, Román Abramóvich decidió este verano darle las riendas del equipo a un técnico que aunase ambas cualidades en su ADN, el elegido era Antonio Conte.
Aun así y a pesar de contratar a uno de los mejores preparadores del mundo, el éxito no suele ser inmediato ya que los entrenadores también precisan de una fase de adaptación tanto al equipo como a la liga donde trabajen.
En el caso de Conte, esta no fue una excepción ya que inicialmente intentó adaptarse a la Premier huyendo de los esquemas futbolísticos que le habían hecho grande como técnico. Prueba de ello es que su primera apuesta fue por el esquema basado en 4-5-1 basado en aprovechar la incidencia de los laterales en el juego de ataque y, sobre todo, el talento del amplio elenco de media puntas y jugadores ofensivos (Hazard, William, Oscar o Pedro entre otros).
Sin embargo, dicha apuesta por una idea diferente a “su futbol” le granjeó unos pésimos resultados con victorias ante equipos menores como West Ham o Watford, empates ante clubes de nivel medio como Swansea y claras derrotas con rivales de “su liga” como Liverpool o Arsenal.
Fue precisamente en el partido frente al club londinense donde Conte se dio cuenta que su adaptación al equipo y a la Premier tenía que ser una simbiosis por parte tanto de sus jugadores como de él mismo. Por ello, decidió sacar de “su” baúl futbolístico el 3-5-2 que le hizo grande en la Juventus puliendo con pinceladas de fútbol inglés hasta crear un 3-4-3.
De esta forma, volvió a apostar por la defensa de tres centrales como pilar de sustento del juego ofensivo formado por Cahill, David Luiz y Azpilicueta que evocan a los Barzagli, Chiellini y Bonucci juventinos.
De cara al centro del campo, el italiano ha apostado por la combinación de musculo con aportación ofensiva, en la figura de un Kante que emula el papel de Arturo Vidal o Marchisio en su Juve, y de creación, encarnada Matic o como hacia Pirlo en el conjunto italiano. Una línea central del esquema donde ha eliminado el papel de futbolista que apoya con libertad al ataque y la defensa que realizaba Pogba desde el puesto de interior.
Un esquema donde lo que sí ha mantenido es la función de los laterales o jugadores que juegan en los costados (puestos claves para el técnico de Lecce). De esta forma, Conte apuesta para las bandas por un jugador de corte defensivo (Marcos Alonso en el Chelsea y Lichsteiner o Caceres en la Juve) y otro ofensivo pero con cualidades para fajarse en defensa (Víctor Moses en el equipo inglés y Asamoah o Pepe en el italiano). Con estos jugadores, el italiano se asegura una idea de fútbol sustentada en las ayudas defensivas ya que siempre cuenta con que cuando uno de ellos ataca el otro defiende o hace las coberturas de los hombres centrales para formar una imaginaría línea de cuatro defensores que conforma junto a los tres centrales.
En la parcela ofensiva es en donde se notan las pincelas inglesas al esquema original de Conte. Prueba de ello es la decisión de italiano de sustituir al acompañante del delantero referencia (Tévez en la Juventus) por dos jugadores rápidos y que aportan mucho por el interior (Hazard y Pedro). El 9 referente no ha variado ya que Diego Costa hace el papel que en Italia cumplían Llorente, Vucinic o Quaguiarela. Lo que sí es un triunfo de Conte en este aspecto es haber ganado al hispano brasileño para la causa ya que su agresividad es actualmente más comedida y aprovechada por el colectivo.
Dicho cambio de “piel futbolística” fue inaugurado por el italiano ante el Hull City al que venció por 0-2. Un nuevo esquema que ha funcionado desde el primer momento y ha llevado al Chelsea a lograr nueve victorias consecutivas que lo han llevado desde el octavo hasta el liderato. Una posición que ostenta además tras asestar golpes de autorizar a “rivales directos” como City, United o Tottenham.
En definitiva, Antonio Conte se ha adaptado como buen camaleón a una competición con estilo de juego que rezuma tintes ingleses combinados con “su” base futbolística italiana.