El mundo del fútbol es así. Pierdes dos partidos y entras en crisis. Esta situación es la que está experimentando el Atlético de Madrid del Cholo Simeone. El equipo madrileño a las órdenes del técnico argentino había realizado una temporada y media de vértigo, viviendo la mejor etapa del equipo en más de una década volviéndose a codear con los grandes. Algo que ya había dejado prácticamente en el cajón del olvido la parroquia rojiblanca.
Sin embargo el Atlético ha perdido dos encuentros. Dichos partidos perdidos llegaron en la ira semifinales contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu y en el estadio de los Juegos Mediterráneos de Almería en liga la pasada jornada.
Esta situación llegó tras el cierre del mercado de fichajes donde el Atlético de Madrid vio cómo su vestuario se movia con las salidas Oliver Torres y Guilavogui hacían las maletas con cesiones a Villarreal y Saint Etienne respectivamente. En cuanto a las entradas A mediados de mercado había llegado Sosa procedente de la liga rusa, pero la gran estrella de los atléticos llegó en los últimos días cuando Diego, ex de los rojiblancos, volvía cedido al Vicente Calderón tras ser una petición expresa de Diego Pablo Simeone.
El brasileño fue titular en el choque contra el máximo rival; el Real Madrid. Este primer partido fue un mal momento para volver a estrenarse y con la casaca rojiblanca como uno de los 11 mejores guerreros del equipo. El Atlético de Madrid fue superado por el Real Madrid en dicho encuentro en todo momento que aprovechó que los rojiblancos plantearon un partido físico para encontrar los agujeros y taparlos a base de técnica y táctica.
En dicho encuentro vimos al mediapunta fuera de conexión con sus nuevos compañeros, él fue el gran cambio que planteó el técnico argentino para el partido de semifinales. Un duro traspiés del que había que reponerse.
Sin embargo, en Almería el destino le tenía preparado otro jarro de agua fría. En esa ocasión el brasileño fue de largo el mejor de su equipo donde jugadores como Koke o Raúl García se encontraron fuera de su sitio y desubicados en el terreno de juego. Además de esta situación vimos cómo Aranzubía (habitual portero suplente) volvía a la portería por la lesión de Courtois sin tener confianza en sus posibilidades. Encajó un gol en el que le sorprendió un balón aéreo y cometió un penalti (exagerado por el árbitro) que le supuso la expulsión.
Es que se ha sido el principal problema que se le achaca al Cholo Simeone: la falta de rotación. El técnico argentino ha sido un habitual de confiar en el 11 de gala y contar con muy pocos suplentes prueba de ello es que Aranzubía, Oliver Torres, Insúa o el Cebolla Rodríguez han contado muy poco para el estratega.
A pesar de esta situación, las dos derrotas consecutivas no deberían de suponer una crisis en la casa rojiblanca ya que el compromiso de plantilla y cuerpo técnico así como el esquema de juego parecen inamovibles. Así que hablar de crisis es un término actualmente destinado a periodistas sensacionalistas porque aunque haya sido bueno que las alarmas se enciendan en el Calderón es pronto para hablar de crisis de resultados. Las próximas citas ligeras y europeas certificarán el grado en el que se encuentra el Atlético de Madrid.