Pongamos una situación imaginaria, el FC Barcelona adquiere forma corpórea y acude a la consulta del psicólogo para tratar su problema en el terreno de juego; es bipolar. El conjunto catalán juega de dos formas diferentes si Messi se encuentra o no en el campo.
Las dos formas diversas de jugar del Barcelona han generado en el conjunto azulgrana una dependencia absoluta de su máxima estrella, Lionel Messi. Como un enamorado locamente vinculado a su amada, el equipo barcelonista se comporta como un equipo falto de ideas sin su “10” en el campo mientras que, con el astro argentino en el césped, el conjunto catalán se presenta como una maquina engrasada y en perfecto estado. Dicha bipolaridad del equipo dirigido por Ernesto Valverde quedó en evidencia en su último enfrentamiento ante el Real Madrid en la Copa del Rey.
Durante la primera parte del duelo en el Camp Nou (con Messi en el banquillo), los azulgranas se vieron sorprendidos por el conjunto madrileño en el inicio del encuentro evidenciando una desconexión de su línea de medios con sus atacantes y su fútbol sólo generaba peligro por chispazos individuales.
Sin embargo, en el segundo tiempo Messi entró al terreno de juego y con la premisa que le otorga Valverde de jugar con libertad de movimientos, el argentino se convirtió en un creador de fútbol en la línea de medios y el socio perfecto de los atacantes como es el caso de Luis Suarez Jordi Alba que sufren de inoperancia ofensiva sin su “amado” compañero en el campo.
Esta situación es completamente entendible debido a que estamos hablando de la incidencia en el juego del, posiblemente en función de quien opine, mejor jugador del mundo. Sin embargo, este papel vital en el campo debe ser tratado por la dirección técnica del Barcelona como un problema a corto-medio plazo para el equipo ya que las posibles lesiones del jugador y su edad (cumplirá 32 años el próximo mes de junio) hacen prever de que, más pronto que tarde, el conjunto catalán deberá vivir obligatoriamente sin Messi en el campo.
En definitiva, la actual bipolaridad del fútbol del Barcelona pone de relieve el problema existente en los grandes equipos debido a la peligrosa y extrema dependencia en sus estrellas. A fin de cuentas, esta situación abre una pequeña rendija al temido futuro en el conjunto catalán que se centra en ¿cómo será el Barcelona sin Messi? Un estado actual de los azulgranas que precisa de un inminente y urgente cambio para solucionar la actual bipolaridad que padece el cuadro barcelonés.