En unos días en los que se han conocido a los veintitrés candidatos a ganar el balón de oro 2011, el mundo del fútbol se tiñe de luto para despedir a uno de los jugadores que fue capaz de conseguir tan distintivo trofeo.
Floriant Albert fallecía el pasado lunes 31 de octubre a los 70 años y con él se iba el único húngaro que fue capaz de hacerse en 1967 con el trofeo que otorgaba, ya que ahora lo hace conjuntamente con la FIFA, France Football.
El fútbol húngaro ha sido históricamente el gran damnificado para que sus jugadores se lleven trofeos de tal calibre. Futbolistas de la talla de Ferenc Puskás, Czibor, o Kocsis que jugaban en la gran selección húngara que derrotó a Brasil en el mundial de 1954 y en el Budapest Honved jamás pudieron hacerse con dicho trofeo que se creó en 1956 que ganó Stanley Mathews y tras él llegó el dominio de Alfredo di Stefano. Cañoncito pum pudo haberlo conseguido en 1960 cuando fue segundo, ya en el Real Madrid, sólo superado por el español Luís Suarez.
Fue en los primeros años de la década de los 60 cuando surgió una nueva generación húngara que sustituyo a los magiares mágicos comandada por el emperador Albert que cogió el testigo de Ferenc Puskás liderando a Hungría y al Ferencvaros en el que debutó con 17 años. El espigado veloz, técnico y oportuno delantero lideró a su equipo a la victoria en la Copa de Ferias ante la Juventus en 1965 y en el 66 a su selección a una nueva victoria en el mundial de Inglaterra ante Brasil.
Albert anotó 31 goles en 75 partidos con la selección húngara, de la que fue figura y goleador en el Mundial de Chile 62, además de ser tercero en la Eurocopa de 1964 en España y conseguir el bronce en los Juegos Olímpicos de Roma 1960.
La exhibición ante Brasil le valió para jugar con el Flamengo partidos de exhibición y para que France Football comenzará a fijarse en el para llevarse un balón de oro en 1966 al ganar su tercera liga consecutiva con el Ferenvaros donde marcó 28 goles en 27 partidos.Un club que le puso su nombre al estadio en 2004 aunque su reconocimiento como mejor jugador de Europa le puso en el firmamento de los elegidos.
El propio Albert cuenta que el periodista que llamó a su casa le preguntó a su esposa si estaba hablando con la mujer del mejor futbolista europeo días después de que naciera su hijo y a ella se le cayó el teléfono de la emoción. Fue para Floriant la navidad más bonita de su vida y puede que antes de dejar este mundo la mente del gran emperador recordará esos días.