África. Ese continente donde surgió la humanidad, ese lugar cargado de belleza cuyo corazón late bajo el calor de la sabana fue también pasto de la devastación realizada el mundo occidental que asoló su riqueza sin rastro alguno de escrúpulos.
El mundo del fútbol ha contribuido a que África viva un expolio similar al que se produjo en la segunda mitad del siglo XIX con el proceso colonial realizado por las grandes potencias europeas. En este sentido, los grandes clubes del mundo siguen llevándose perlas de la “miseria” africana para convertirlas en estrellas del balompié en el continente europeo principalmente.
Una muestra del trasvase de talento de África a Europa lo escenifica Mohamed Salah, el recientemente nombrado balón de oro africano 2017. El futbolista egipcio se ha ganado este distintivo tras quemar etapas de forma fulgurante, desde que saliera de Egipto hacia Suiza en 2012, hasta el punto de ser uno de los futbolistas del momento en el mundo del fútbol enrolado en las filas del Liverpool que le ha llevado a que su nombre este asociado como objeto de deseo de clubes como el Real Madrid.
Mohamed Salah escenifica a la perfección la imagen del volante derecho que aúna rapidez, verticalidad, dribling, fantasía y gol en un único futbolista. En resumen, un diamante extraído del país de las pirámides que aún tiene mucho margen para ser pulido al contar sólo con 25 años.
Además, desde su llegada al Basilea suizo en 2012 el futbolista africano se fue ganando su apodo de “faraón” al haber sido un líder en los equipos por los que ha pasado (Fiorentina y Roma),a excepción del Chelsea, antes de aterrizar este verano en Liverpool.
En relación a su llegada a la ciudad de los Beatles, el egipcio fue una petición expresa de Jurgen Klopp para sumar más verticalidad, velocidad y aportación goleadora a un ataque red que se distingue por ser una oda al contraataque que tanto ama el preparador alemán.
Profundizando en su puesto en el Liverpool y tras la reciente venta de Coutinho al Barcelona, Mohamed Salah parte como líder de la tripleta de atacantes reds que juegan por detrás del 9 (Firmino) caracterizados por portar el ADN africano como muestran Sadio Mané o los posibles futuribles del equipo inglés para sustituir al brasileño, Pierre-Emerick Aubameyang y Ryan Mahrez; los dos últimos futbolistas del año en África antes de la coronación de Salah.
Por lo tanto, con la coronación de Mohamed Salah como futbolista africano de 2017 se abre la posibilidad para el faraón egipcio de crear un prolongado reinado en el continente africano como ya hicieran en el pasado Samuel Eto’o y Yaya Touré, un reto que augura ser una realidad a corto plazo para el diamante extraído de la tierra de las pirámides.