Dice la leyenda que Guardiola abandonó el Barcelona cuando vio que su proyecto y jugadores estaban agotados. El de Santpedor temía que si seguía al frente de la nave, su obra acabaría por devorarlo. Entre los problemas que existían se encontraba la actitud, en los últimos tiempos, de jugadores como Cesc o Piqué.
Gerard Piqué fue uno de los grandes talentos surgidos de la Masía. Un central de porte vigoroso que estaba destinado a ser el líder de la zaga azulgrana en el futuro. Sin embargo, el momento de inestabilidad permanente que vivía el club obligó a Piqué a hacer las maletas rumbo a Inglaterra, buscaba seguir aprendiendo en su carrera hacia la élite.
Tras acabar sus “estudios deportivos” en las islas británicas (junto con un master realizado en Zaragoza) estaba preparado para iniciar su vida profesional. Allí fue donde apareció Guardiola, un maestro en descubrir esencias ocultas, que lo fichó para ser parte de su “guiso futbolístico”. En el Barcelona se convirtió en una especia exquisita para el paladar que se combinaba a la perfección con el empaque que ofrecía otro condimento llamado Puyol.
Ambos eran el caldo que sustentaba dicho plato que creo Guardiola y que fue cocinado en los “mejores restaurantes” del fútbol. Sin embargo, dicha creación acabó siendo repetitiva para los clientes que, con el tiempo, dejaron de solicitarlo.
La salida de la carta fue una dura situación que llevó al Barcelona a un segundo plano y a la obligación de reinventar su cocina y sus condimentos. Un nuevo rol que futbolistas como Piqué no acabaron de entender.
El futbolista catalán se dejó llevar por la situación que lo condujo a ser un elemento habitual en la crítica negativa realizada por los expertos en la gastronomía del balón. A su bajo rendimiento en el terreno de juego se unió a su protagonismo extradeportivo a raíz de su relación con Shakira, su enfrentamiento con la guardia urbana o la polémica de si uso o no el móvil en el banquillo. Una suma de acontecimientos que lo han colocado en el ojo del huracán creado por la prensa y los aficionados.
Una situación a la que han intentado restar importancia su nuevo técnico (Luis Enrique) y su seleccionador (Vicente del Bosque). El salmantino ha ido más allá al afirmar que “las críticas a Piqué no sólo son por tema deportivo”, una defensa a capa y espada que dejan en el aire la pregunta de si el jugador se encuentra en una crisis futbolística o si vive una persecución mediática que amenaza con acabar con su futuro en el club.
Su ausencia en la convocatoria ante el Celta de Vigo, por decisión técnica, aviva la llama de la incógnita que se cierne sobre el juego de Piqué. Una difícil situación que ya afrontaron futbolistas como Cesc o Casillas.
El momento de la verdad ha llegado para el central que se encuentra en el ojo de “su particular huracán” deportivo y mediático. Un fenómeno “atmosférico” al que debe sujetar y expulsar de su vida profesional si no quiere que este lo absorba para siempre.