Cuando el pasado 25 mayo 2013 a eso de las 10:30 pasadas de la noche el árbitro pito el final del partido por el cetro de mejor equipo europeo del año, el Bayern de Munich volvía a sentarse de nuevo en un trono que no era suyo desde hacía más de una década. Su título unido a la copa de Alemania y la Bundesliga de esa campaña hacían de los alemanes el mejor equipo de Europa que además, con un bloque sin fisuras parecían destinados a marcar una época en el nuevo fútbol actual.
Sin embargo, este inicio de campaña con la llegada del técnico español Pep Guardiola el sueño era ampliar la solidez del conjunto que había reinado en Europa la campaña anterior. Aun así, los primeros encuentros de la campaña hacía presagiar que el equipo no alcanzaría las cotas deseadas dado en el primer título de la temporada cayeron ante el Borussia Dortmund en la supercopa alemana.
Tras un buen puñado de partidos tanto en Alemania como en Europa el equipo ha tenido fases de jugar bien y mal pero estando todavía lejos del nivel exigido. El choque ante el Manchester City en el Etihad Stadium era la prueba de fuego para medir el verdadero nivel que puede dar el equipo muniqués esta campaña y para medir con un rodaje ya hecho su nivel de juego.
Conscientes de ello los hombres de guardiola salieron al campo recordando que la versión que había gobernado en Europa con puño de hierro la campaña anterior ha mejorado. La versión 2.0 del Bayer de Munich esta campaña con lo visto ayer en Inglaterra asusta.
En ataqué vimos cómo el técnico español ha aprovechado la buena salida al contra aprovechando espacios y la velocidad de sus jugadores en banda con el francés Ribery el holandés Robben que era una de las armas que ella utilizaba el equipo de Jupp Heynckes en la campaña anterior. A ello le ha añadido como ayer vimos con Muller, la movilidad de los tres en ataque con asociación y cambio de posiciones en la punta de lanza sin tener un nueve definido lo que hace que los marcajes de la defensa rival será un verdadero quebradero de cabeza para el técnico contrario.
Además, el equipo ofreció ayer muchas más variantes en ataque tocando prácticamente todos los palos con los que se puede atacar en el fútbol actual. Así, además de aprovechar la velocidad su equipo, el técnico español no dudo en incluir su filosofía de juego estos jugadores. Prueba de ello fue la presión constante a la salida del valor una vez que se perdía desde posiciones muy adelantadas obligaban al Manchester City a jugar balones en largo y a tener poca posesión y con ello poco peligro. Lo que más nos recordó al Barcelona que triunfó con el técnico de Santpedor fue la paciencia en la elaboración del juego y del ataque. Así, con Philipp Lham jugando entre las dos líneas, la de defensa y la de ataque, el juego del equipo fue muy muy elaborado con mucho toque, mucha asociación y sin prisa tanto es así que había jugadas en las que el equipo llegaba tocando hacía la frontal del área y como no veía opción de remate volvía enviar el balón hacia atrás para volver a iniciar la jugada.
Por lo tanto, el único pero que se le pudo destacar ayer al equipo muniqués fue a partir del minuto 70 cuando a pesar de ir ganando por tres goles a cero, su relajación permitió al Manchester City meter un gol y estar a punto de meterse en el partido. En este sentido, es un fallo menor ya que estamos hablando en un partido resuelto circunstancia que en teoría no debe darse en un partido mucho más igualado.
Por todo ello si el año pasado vimos un Bayern de Munich al que le encantaba sentirse soberano de los partidos, el dueño de su rival. Esta temporada el equipo parece destinado a hacer valer su hegemonía para gobernar con puño de hierro los campos de Alemania pero sobre todo de Europa.