El último tren al éxito

Ha sido uno los traspasos más sonados de los últimos días del mercado de invierno. Su marcha a la Real Sociedad en los últimos días para realizar fichajes fue una sorpresa repentina igual que fue su irrupción en el mundo del fútbol.

Si, Sergio Canales aterriza en Donostia con la vitola de, cómo su próximo entrenador Jagoba Arrasate aseguraba, ser un jugador diferente un futbolista distinto. El mediapunta cántabro ha destacado siempre por ser un jugador fantasioso como una gran capacidad para realizar pases milimétricos a los delanteros así como una capacidad y un desborde en los últimos metros que hacen levantarse al aficionado de su asiento.

En su llegada a la Primera división de la mano del Racing de Santander vimos a un joven rubio que intentaba destacar en un grupo de hombres. Tras verlo jugar con la cara añiñada las comparaciones y el primer recuerdo que se le venía a la cabeza al espectador eran con la figura de Julen Guerrero.

Sí, el santanderino debutó con el club de su corazón en la Copa de la Uefa frente al FC Honka Espoo en El Sardinero el 18 de septiembre de 2008. A primeros de octubre debutaba en liga, concretamente el día cinco, frente Osasuna y, finalmente sus dos primeros goles en primera llegaron en un partido contra el Espanyol 6 de diciembre de 2009. La Canalesmanía había comenzado. Si, desde ese momento los focos del fútbol español se centraban en la nueva perla cántabra. La Albericia se llenaba diariamente de periodistas, curiosos y fans buscando al “niño maravilla”. El movimiento fan en torno a Sergio Canales fue tal que ahí fue donde surgió la comparación con Guerrero ya que él “boom mediático” que se había generado en torno a las quinceañeras evocaba al vivido en Bilbao en la década de los 90.

Pero, no sólo el atractivo era lo que marcaba a canales sino también sus actuaciones con el balón que hacían que los grandes de España y de Europa no pararán de seguirle. Todo cambia y se precipita el 9 enero 2010 cuando le endosa al Sevilla en el Sánchez Pizjuan dos goles de muy bella factura. Uno de ellos recortando al portero y al defensa que nos hacen recordar a uno logrado por Maradona en el Bernabéu.
Esta actuación provoca que los grandes de España y Europa se lancen a la caza del joven talento. Es el Real Madrid quien el 12 de febrero consigue hacerse con los servicios del cántabro por una cantidad inferior a los 5 millones de euros. Se quedará en Santander a la espera de lo que decida el técnico del próximo año, José Mourinho.

El luso queda tan maravillado con el jugador que se lo lleva sin dudar a Madrid donde en poco tiempo serán una multitud de elogios que le aseguran un futuro exitoso. Sin embargo, con el paso de los meses va perdiendo fuelle en cuanto a la importancia dentro del vestuario blanco. Esto fuerza su marcha a Valencia donde le aguarda la otra cara del fútbol, las lesiones.

Si, su llegada a la capital del Turía donde primero como cedido para después ser adquirido en propiedad es una montaña rusa de emociones. Se alternan buenas actuaciones con partidos discretos hasta que llegaran las dos roturas del ligamento cruzado de su rodilla derecha de las que tuvo que ser intervenido. En esas dos lesiones le ocurrió lo mismo que a Ronaldo, recaer el día de su reaparición de la primera lesión.

Actualmente, él ha sido una de las víctimas de la limpieza de vestuario que ha hecho Pizzi en el banquillo llevándole a retornar al norte, a San Sebastián. Tras su fichaje por la Real Sociedad y tras haber perdido la aureola de niño prodigio del fútbol a base de lesiones se plantea la duda de si a Canales le ocurrirá con las lesiones lo mismo que a Guerrero con su negativa a atender a los cantos de sirena desde Madrid y Barcelona por quedarse en su Athletic.

En conclusión, la llegada de Canales a un nuevo equipo donde tiene que volver a luchar por convertirse en un referente crea la duda de si la Canalesmania fue una moda o volverá a instalarse en el éxito.