El violín silenció a la guitarra eléctrica

Al igual que todo el tipo de ocio que existe en el mundo, la música ha ido evolucionando a lo largo de su historia. El primer gran momento que ha perdurado con una gran afición hasta nuestros días fue la música clásica, un arte basado en la conjunción de sonidos procedentes de diferentes tipos de instrumentos bien podían ser de cuerda, viento o percusión. Un estilo que choca con uno de los elementos más modernos de la cultura musical actual como es el rock and roll donde la guitarra eléctrica es uno de sus principales elementos.

Al igual que en la música en el fútbol también ha vivido diferentes estilos a lo largo de la historia. Como la música clásica el fútbol de toque, de combinación, donde se ponen de manifiesto las cualidades técnicas de los jugadores ha sido uno de los elementos que más ha marcado la historia de este deporte. Otro de los esquemas que existen ha dado grandes beneficios a muchos equipos en los últimos años ha sido el fútbol de contrataque que si le pusiéramos música se semejaría al sonido del rock, al de la guitarra eléctrica.

Ayer en Londres enfrentaban dos estilos que se asemejan a lo dicho anteriormente. En él Emirates Stadium se vieron las caras el Arsenal de Arsene Wenger, caracterizado por un fútbol de toque, de combinación realizado principalmente por sus violinistas como Rosicky, Wishere o la última adquisición del club el alemán Mesut Ozil, y el Nápoles de Rafa Benítez, cuyas principales armas es un fútbol rápido, de transiciones rápidas, basado en la velocidad y cuyos referentes son hombres como Isigne,Higuain o Callejón.

Cuando todo hacía presagiar un choque vertiginoso, intenso de fútbol que se decidiese en un suspiro, ya que se enfrentaban dos estilos opuestos, el partido duró más bien poco. El sonido celestial de fútbol creado por los violinistas que tienen servicio el técnico francés silenciaron los compases de una guitarra eléctrica que ni tan siquiera comenzó a tocar su partitura, embelesados por el fútbol de asociación y combinación constante los napolitanos sólo podían mirar cómo se arma un fútbol de muchos quilates, un fútbol de salón.

Así los londinenses tardaron poco en finiquitar un encuentro que sólo duró lo que ellos quisieron, liderados por el pequeño Mozart alemán del balón, Mesut Ozil, el equipo barrió a los italianos con un gol suyo y otro del francés Oliver Giroud.

Desde ese momento el partido perder intensidad porque Rafa Benítez no supo volver hacer funcionar su guitarra. No supo reorganizar a su equipo para que volviera a poner en funcionamiento un fútbol rápido y de contragolpe ya que sus hombres el medio del campo estaban maniatados en un rondó constante por la orquesta de violinistas dirigida por el director francés. Así, a partir de ese momento del choque dejó de existir y los londinenses se dedicaron única y exclusivamente a controlar que su rival no se revelara.

Cuando en un principio todo hacía presagiar que sería un choque de alta alcurnia entre dos de los mejores equipos actualmente en Europa ya que son algunas de las mejores escuadras europeas, el arsenal no dejo que eso ocurriera. Pero si nos dejó una victoria que consiguió 20 minutos, un leve momento de fútbol que debe guardarse como oro un paño las bibliotecas de todos los entrenadores a los que les encanta la música clásica del fútbol para saber cómo romper las cuerdas de una guitarra eléctrica.