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No corren buenos tiempos en el Barcelona. Mientras el proyecto deportivo liderado por Luis Enrique mantiene sus problemas para arrancar, al club le ha salido un nuevo frente abierto en las declaraciones que ha hecho desde Argentina Leo Messi.
La luz de alarma se ha encendido en la entidad catalana tras afirmar el 10 azulgrana al Diario Olé que “si bien siempre dije que me gustaría quedarme allá, a veces no todo se da como uno quiere“. Unas declaraciones donde el astro sudamericano deja entrever que no se siente a gusto con su actual situación dentro del equipo.
Así las cosas, los dos grandes motivos que aparecen en el horizonte como posibles causantes de esta situación se encuentran relacionados con la mala relación que mantiene con la actual directiva y la falta de apoyo deportivo desde el club en la lucha de los títulos personales que mantiene con Cristiano Ronaldo.
Además de estos problemas, el futbolista se encuentra molesto por el hecho de que todavía está imputado por la justicia a pesar de haber pagado la multa generada por sus problemas fiscales. Diversos frentes que están dejando ver que el pasado no lo cura todo.
Tras la polémica generada por las declaraciones de Messi, Josep María Bartomeu y Luis Enrique han sido los dos portavoces del Barcelona que han desmentido la existencia de problemas con el argentino o con su futuro como azulgrana.
De todas formas, en el caso de que la relación entre club y jugador desembocara en una posible ruptura, se abren muy pocas opciones para que el argentino encuentre un nuevo destino. El PSG y el Manchester City parecen, a priori, las únicas opciones posibles (por presupuesto) aunque, la intervención de Adidas (marca que viste al futbolista) podría ampliar el ramillete de candidatos a equipos como el Manchester United, Bayern Munich o Real Madrid que podría haber preguntado por la actual situación de Messi.
La venta del jugador supondría para el club comprador un gasto cercano a los 400 millones de euros. Una cantidad que se desglosaría en los 150 millones que costaría el traspaso así como los 50 millones brutos que cuesta el jugador al año (realizándole un contrato por cinco temporadas).
Este elevado gasto podría ser mayor en el caso de que el Barcelona se negara a vender. Si el club catalán tomase ese posicionamiento el coste alcanzaría los 500 millones (250 millones como pago de la cláusula del jugador así como el mismo montante que sería reclamado por Hacienda). Además, la sanción impuesta por el TAS al club catalán de no poder fichar en las próximas dos ventanas de mercado sugiere que la posible salida del argentino sólo podría producirse a partir del año 2016.
Por ello, la entidad azulgrana debe mimar a su máxima estrella (a pesar de tener a Neymar como próximo jugador franquicia del equipo) y no cometer los errores del pasado donde las distintas directivas no supieron cuidar a sus grandes futbolistas como ponen de manifiesto las salidas de Maradona, Laudrup, Rivaldo o Ronaldinho entre otros.
Tras las paradisíacas temporadas vividas bajo la tutela de Pep Guardiola, tanto el Barcelona como Messi parecen haber entrado en una época de tormentas y catástrofes ambientales que mantienen la incertidumbre que se cierne sobre su futuro en común. En definitiva, el club catalán y el futbolista argentino se encuentran en la fase más complicada en la búsqueda de la felicidad.
