Hace cinco meses el debate en torno al banquillo del Real Madrid volvía a abrirse. La contratación de Rafa Benítez y el despido de Carlo Ancelotti por parte de los dirigentes del club de Concha Espina situaban de nuevo a los diferentes estamentos del futbol (directivos, entrenadores, jugadores, aficionados, prensa) en dos bandos; los que estaban a favor de la continuidad del italiano y los que se encontraban favorables a un cambio en la dirección deportiva.
Una decisión que desde Concha Espina se tomó para apostar por un metodista frente al técnico que apostaba por el balón y el acercamiento con el jugador como medio para lograr el éxito. Una decisión la de contratar a Rafa Benítez motivada por la intención de volver a implantar un control del vestuario y el juego que desde el club consideraban que se había perdido con Ancelotti.
Sin embargo, a llegada del técnico madrileño al banquillo blanco es, para un sector del planeta fútbol, la contratación de un entrenador defensivo por el rigor táctico. Un sambenito otorgado por Carlo Ancelotti o Laurent Blanc por ser Benítez un estratega donde la base de su juego reside en poseer un rigor defensivo antes de lanzarse al ataque.
Una fórmula para alcanzar el éxito contraria a otras como la del fútbol de contraataque planteada, por ejemplo, por Jurgen Klopp o José Mourinho, el juego ofensivo a través del balón de Pep Guardiola o la rivalidad de tú a tú propuesta por Paco Jémez.
Una apuesta por un tipo de juego cuyo debate se genera por la falta de efectividad durante estos primeros meses. Aun así, el alto potencial ofensivo permite al club de Concha Espina tener un alto número de oportunidades en cada encuentro aunque la suerte no haya estado de cara del combinado madrileño en una gran parte de los mismos.
Una situación que se desprende en este Real Madrid de Benítez que parece encontrarse trabajando en reforzar los pilares defensivos del equipo y en conocer los roles de cada jugador. Una circunstancia que genera debate en un equipo al que se le exige no sólo ganar, sino hacerlo con un estilo propio que sea identificado por el aficionado.
En definitiva, el estudio concienzudo de la táctica (a veces denominado futbol defensiva) se encuentra en plena guerra con la efectividad y el fútbol vistoso en la casa blanca. Un conflicto que se encuentra en plena gestación y donde los éxitos en el campo (estilo de juego) y las vitrinas (trofeos) durante esta temporada serán los que marquen el triunfo de uno u otro bando en dicho enfrentamiento futbolístico.