Los puestos centrales del mediocampo en el futbol son el epicentro de las operaciones de los equipos que apuestan por un estilo de juego basado en la posesión y en la elaboración del mismo. Una filosofía de futbol que es utilizada por la mayor parte de los mejores clubes del mundo al ser esta una de las más atractivas para el aficionado.
La España campeona de Europa y del Mundo, el Barcelona de Guardiola o la Naranja Mecánica son los máximos exponentes de este modelo de futbol. Un estilo de juego poco apreciado en Inglaterra donde se valora más el futbol de contraataque a pesar de que algunos grandes como el Arsenal apuestan por la elaboración antes que por la velocidad.
Un juego cimentado en la creación al que tuvo que renunciar Van Gaal en el año II tras Ferguson debido a la falta de jugadores de ese corte. Los fichajes de hombres como Daley Blind (perfil más defensivo) o Ander Herrera (más media punta que mediocampista) obligaron al técnico holandés a tirar de un “desterrado” Michael Carrick para realizar una función que llevó al inglés a ser una de las piezas claves del equipo.
Esta circunstancia y la añoranza de grandes duplas como la formada por Roy Keane y Paul Scholes han obligado al entrenador orange a invertir este verano en reforzar el centro del campo. De esta forma y, pensando en volver a implantar la idea de futbol de posesión en Old Trafford, Louis Van Gaal ha reforzado este verano la parcela creativa del United con Morgan Schneiderlin y Bastian Schweinsteiger.
Así las cosas, las llegadas del francés y el alemán vuelven a ilusionar a una parroquia “red” que espera que ambos formen un dúo exitoso. Una dupla donde el ex del Southampton aportará el rigor defensivo mientras que el ex jugador del Bayern pondrá su experiencia y visión de juego a disposición de la creación mancuniana.
En definitiva, el muevo centro del campo “devil” está obligado a triunfar para que la alargada sombra creada por Keane y Scholes deje de pesar en un Old Trafford que sueña con volver a disfrutar de un futbol vistoso donde la posesión del balón adquiera una importancia capital.