clicdeporte Las mejores historias de fútbol en una web
Año 2009. Un joven de 16 años observa tras la alambrada del campo de entrenamiento del Valencia como las grandes estrellas del equipo se preparan para el próximo partido. Allí, jugadores de la talla de Villa o Silva ultiman su preparación para el siguiente choque.
Él muchacho que no pierde detalle tras la verja es un menudo delantero de la cantera llamado Paco Alcácer. El joven de Torrent observa a los ídolos de la afición valencianista mientras sueña con el día en el que él sea el referente de su hinchada.
Alcacer es un 9 que está destacando en las categorías inferiores gracias su movilidad y facilidad goleadora. Unas cualidades innatas que hay ido forjando gracias al esfuerzo y la humildad que le ha inculcado su familia.
El lejano objetivo de debutar con su club se hizo realidad el 17 noviembre de 2010 cuando Unai Emery le hace debutar en Copa del Rey frente al Logroñés. Una ilusión perseguida trabajado, día a día, en las categorías inferiores del club y de la selección con la que tocó la gloria en el Europeo sub 19.
El siguiente objetivo era triunfar en su plaza, en Mestalla. El 12 de agosto de 2011 frente a la Roma llegó el ansiado momento donde el de Torrent anotó su primer gol. Sin embargo, la alegría se convirtió en tragedia esa madrugada cuando falleció su padre tras haberle visto cumplir su sueño.
El duro golpe que le depara la vida le sirvió como incentivo para seguir forjando su carrera. Un camino que tuvo varias etapas en el filial y en el Getafe antes de que Juan Antonio Pizzi le permitiese cumplir su sueño, triunfar en “su” Valencia.
Con el argentino la vida devolvió la sonrisa a Paco Alcácer. Su movilidad, oportunismo de inteligencia le permitieron asentarse como el delantero centro titular del equipo. La imagen mental forjado tras la verja era una realidad.
Tras la salida de Pizzi del banquillo dejó el futuro del valenciano en el aire. Sin embargo, su esfuerzo y humildad, a pesar de haber alcanzado la gloria, “obligaron” a Nuno (nuevo entrenador) a mantenerle como referente del equipo.
La estrella de Alcacer brilla más que nunca en la liga española. Razón suficiente para que Vicente del Bosque, en plena reconstrucción de la selección, lo haya integrado en el combinado nacional. Su debut y su primer gol fueron inmediatos, estos se produjeron ante Francia y Macedonia (en Valencia) respectivamente.
Una carrera que está creciendo a un ritmo vertiginoso en los últimos tiempos. Un llegada a la elite que ha alcanzado gracias a no perder nunca el norte a pesar de los duros golpes de la vida. Los valores de la humildad y el trabajo duro inculcados desde la cuna le han permitido convertirse en la nueva cabeza del murciélago, en la estrella del Valencia.
Ahora, desde las alturas vislumbra los espacios de las defensas rivales para incrustarse entre ellas y perforar las redes rivales. Su hábitat es el área al igual que el murciélago tiene la noche. Es en ese lugar donde Alcácer perfecciona sus sentidos para colarse por cualquier rendija que le conduzca la gloria y le mantenga en el trono de la colonia de murciélagos valencianistas.
