Verano de 2013. El Málaga acaba de hacer la temporada más memorable de su historia tras haberse codeado con los grandes equipos del viejo continente en la Copa de Europa donde cayó en cuartos de final de la mano del Borussia Dortmund alemán.
La decisión del dueño del club, el jeque Al- Thani, de no invertir en el equipo la próxima temporada provoca la desbandada de las grandes figuras de la plantilla.
La pregunta está en donde se irá la joya del equipo, el jugador más querido por la afición. Isco tiene sobre la mesa dos propuestas:
La primera es del Manchester City donde el andaluz sabe que sería un jugador fundamental en el esquema de juego al ser una petición expresa de Manuel Pellegrini. La segunda viene de la capital de España, del Real Madrid. La entrada en escena del equipo blanco provoca que el joven futbolista sólo vea un camino el futuro, una carretera hacia la gloria de la mano de los madrileños.
La temporada 2013-2014 comienza con la titularidad del jugador español quee muestra su gran calidad en cada encuentro. Sin embargo, a lo largo del año esa calidad estará enzarzada en una guerra constante con su escaso derroche físico sobre el terreno de juego. Una pugna que acaba llevándose el talento y que provocan que Isco pierda su peso en el once titular.
Esa baja implicación en el equipo provocó que el técnico italiano Carlo Ancelotti apostara por otros jugadores como Gareth Bale o Ángel Di María, futbolistas que se ganaron su titularidad con su esfuerzo diario. Esa falta de trabajo físico es la principal razón de que su primer año en Madrid lo pase prácticamente en blanco. Una situación que obliga al malagueño a reflexionar acerca de su futuro.
En el futuro de Isco aparecen diversas opciones. El camino mas fácil traía consigo diversas ofertas de algunos de los clubes más poderosos del mundo mientras que el más duro estaba ligado al Real Madrid. El malagueño decidió seguir su sueño de ser una estrella en el equipo madrileño.
Una decisión que toma tras ser consciente de lo que había fallado en la primera temporada y su reunión con Ancelotti. En ella, el italiano le aseguro que le consideraba un jugador muy importante para el equipo donde la titularidad dependía de su sacrificio en el campo.
Llamémosle tirón de orejas o toque de atención, lo cierto es que el jugador malagueño se ha dado cuenta de que ha dejado ser cabeza de ratón para convertirse en cola de león. Prueba de ello es que las oportunidades que ha tenido esta temporada ha rayado a un gran nivel dentro del engranaje del equipo. La clave de este nivel es la paz firmada por su talento y su sacrificio en beneficio del equipo.
El encuentro del pasado sábado ante el Levante confirma el cambio de mentalidad del malagueño. El choque ante los valencianos reafirmó que Isco se encuentra en el mejor momento de su etapa en Madrid. Este partido fue, posiblemente, su mejor encuentro con la camiseta blanca.
La ausencia casi segura de Bale por lesión esta semana, ante Liverpool y Barcelona, le otorgan una nueva oportunidad para seguir creciendo en el equipo, para seguir siendo importante para grupo y, en definitiva, para crear dudas en el entrenador de los once que deben jugar el próximo partido.
La hora de Isco ha llegado. El momento para comprobar si estamos ante un nuevo jugador se verá en los dos próximos encuentros. El nivel de exigencia en un club de primer nivel no suele dar segundas oportunidades. Por eso, la que tiene ahora el malagueño es un examen para comprobar si puede ser parte del león blanco.