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Cuando el arbitro belga Frank De Bleeckere pito el final del partido entre el Real Madrid y el Milán una sonrisa sobresalía por encima de las demás. Esa muestra de felicidad en el rostro pertenecía a la nueva perla brasileña del AC Milán, Alexandre Pato. El joven jugador de tan solo veinte años, y que pudo haber dejado el fútbol por culpa de un tumor en el brazo, esta llamado a ser la referencia atacante del club lombardo y tomar el relevo no solo de su amigo Kaká, sino especialmente del “zar” ucraniano Andrei Shevchenko.
El internacional brasileño al igual que el resto de estrellas emergentes que salen diariamente en el planeta fútbol necesitan demostrar su valía en los partidos importantes como el que se vivió ayer en el Santiago Bernabéu donde se enfrentaban dos de los referentes del viejo continente, Real Madrid y Milán. Pato salto al campo como uno más, consciente de que el Milán se jugaba no solo seguir la estela de los blancos en la fase de grupos para lograr el pase a octavos ya que los de Leonardo llegaban a la capital de España con el orgullo herido tras la inexplicable derrota que habían encajado en la anterior jornada ante el Zúrich en casa.
El Milán salió a dormir el partido, a aguantar al nuevo Madrid de Florentino y esperar su oportunidad, este planteamiento le salió caro al equipo lombardo ya que fueron los blancos, por medio de Raúl los que le hicieron probar su propia medicina. Aún así, Pato ya dejó varios a la zaga blanca con continuas diabluras por el carril izquierdo que ayer defendía su compatriota Marcelo. El lateral carioca cuajó un nefasto partido que le sitúan una semana más en el ojo del huracán de las críticas ya que un fallo suyo en el marcaje propicio la derrota blanca. Una marca que debía haber sido precisamente sobre el joven Pato que sentenciaba el choque colocando al Milán primero y con el honor intacto. El ex del Internacional ya había dejado su firma minutos antes tras ganarle la espalda a la retaguardia blanca y al director de la misma, Casillas.
Tras el minuto final, Pato entre sonrisas y abrazos con viejos cracks de la talla de Pirlo o Ronaldinho certificando su candidatura a estrella en los años venideros, una perla con cara de niño que podría haber certificado su valía en el Real Madrid de Calderón que le desestimó por estar demasiado verde y por que su coste, dos millones de euros, no le daban el cache de talla mundial. Un elemento que si vio el club de Berlusconi en un joven atacante que le birlo el Mundial de clubes al Barcelona, un casó idéntico a Kaká al que el Madrid de Florentino tuvo atado por un par de millones de euros, que llegó a jugar un amistoso en el Bernabéu para que la afición blanca disfrutará del talento brasileño al que se desestimó debido a que se creyó que Zidane jugaría eternamente, en ese caso el Milán también se aprovecho para luego acabar vendiéndoselo precisamente a Florentino por 65 millones de euros.
En definitiva, la duda esta en saber cual seria el beneficio del Milán y las perdidas del Real Madrid si el joven brasileño acabase enfundándose la zamarra blanca.
