La retina del aficionado ché

Hoy vuelve a los hogares y estadios europeos tras varios meses su competición de fútbol por excelencia, la Champions League, con dos grandes duelos de octavos de final; Milán frente a Tottenham y Valencia ante el Schalke 04.
El primero de ellos será un enfrentamiento entre un conjunto italiano y un ingles algo que a priori podría traducirse en fútbol defensivo ante juego al contragolpe. Sin embargo, este Milán de Allegri apuesta por recuperar los valores que le hicieron grande en los noventa bajo la dirección de Sachi. Para ello ha recuperado a grandes cracks en horas bajas tales como Cassano, Ibrahimovic o Robinho que unidos a los Pirlo, Pato y compañía están viviendo una segunda juventud liderando la Serie A con paso firme. Frente a ellos el Tottenham de Gareth Bale, actualmente lesionado, que buscara frenar la buena racha rossonera. Con la ausencia del gales Modric y Van der Vaart tendrán que liderar a los Spurs apoyándose en la velocidad de Lennon y la pegada de hombres como Defoe o Crouch para amargar la noche a los italianos como ya le ocurriera al Inter de Milán en la fase de grupos en la que terminó segundo.
El otro choque de la noche enfrentará a españoles y alemanes que tendrá como gran aliciente la vuelta a España de Raúl tras su salida de Madrid rumbo a la cuenca del Rhur. En la retina del aficionado ché aún perdura el recuerdo de la primera final de Champions que se perdió ante los blancos en Paris donde el entonces 7 de los merengues amargó la noche a los valencianos liderando a su equipo y certificando la octava Copa de Europa del Real Madrid con una carrera de más de 70 metros para sentar y batir a su amigo Santi Cañizares.
Sin embargo, esta vez llega a la capital del Turia enrolado en las filas del conjunto “minero” del Schalcke 04 que consiguió extraer oro en la fase de clasificación tras alzarse con el primer puesto de su grupo superando a equipos ,de a priori más caché como el Lyon o el Benfica.
Por su parte, los de Unai Emery esperan que Juan Mata llegue a tiempo para liderar a los blanquinegros y su conexión con los nuevos pilares del equipo como Tino Costa, Aduriz o Soldado y expulsar a los alemanes de la Champions como en su día hizo el Cid con los musulmanes. Si la conexión funciona Mestalla podría ver el Valencia de las grandes noches y vislumbrar a lo lejos imágenes de aquel equipo que llegó a dos finales de la Champions que el aficionado ché aún mantiene en su retina personificadas en hombres como Mendieta o el Piojo López cuyo espíritu hoy espera salir del baúl de los recuerdos.