Hubo una vez en la que existió un delantero al que le daba miedo enfrentarse de tú a tú a sus adversarios, un goleador le intimidaba ir al choque con las defensas y porteros rivales. Esta es su historia.
20 enero 1921. En la estación de Asúa, ubicada en la localidad vizcaína de Erandio, venía al mundo otro retoño para la familia formada por Pedro Zarraonandia, jefe de dicha estación, y Tomasa Montoya. Ese día nacía el séptimo de sus diez hijos, vio el mundo por primera vez Telmo Zarraonandia Montoya.
Su infancia se desarrolló en un momento de estrechez económica en el país. El pequeño Telmo se divertía en la calle jugando con sus amigos y, en un país aficionado al fútbol, cualquier cosa servía para hacer pelota. Sin embargo, el pequeño miembro de la familia tuvo más suerte que sus compañeros de juegos ya que dos de sus hermanos (Tomás y Domingo) jugaban al fútbol y tenían balón propio.
Sin embargo, cuando manifestó su intención de ser otro futbolista más dentro de la familia, su padre no le mostró ningún apoyo dado que “con dos miembros ya es suficiente”. Además, su escasa garra en un momento donde el fútbol era un deporte físico le valió para ganarse el mote de “Telmito el miedoso”.
Desoyendo los consejos de su progenitor, durante los años previos a la Guerra Civil fue labrando sin éxito futuro en algunos de los equipos que había en Vizcaya. Sin embargo, la fortuna estuvo ligada a la crudeza social ya la falta de futbolistas tras la contienda obliga al mejor equipo de la zona, el Athletic de Bilbao, a rastrear Euskadi en busca de refuerzos y, entre ellos, se encontraba el joven Telmo.
En el equipo bilbaíno, Zarra se convirtió en un “9” puro. Una posición de riesgo para la época ya que como explicó años más tarde el propio delantero de Erandio, “en aquella época un delantero centro no podía regatear en el área porque lo mataban”.
De esta forma, “Telmito el miedoso” entró en la historia de la entidad vasca y del fútbol español como el delantero centro de un Athletic de Bilbao en el que formó sociedad atacante con Iriondo, Venancio, Panizo y Gainza.
Así las cosas, la mítica delantera vasca, de la que Zarra era su máximo exponente, lideró al club vizcaíno hacia la gloria gobernando con puño de hierro todas las competiciones.
Por otra parte, además de por su la calidad, Zarra destacaba por poseer un trato exquisito a la hora de tratar con rivales y colegiados, una forma de ser le llevó a ser expulsado una sola vez en su carrera. El día señalado fue la final de Copa del Rey de 1945 ante el Valencia. Según afirmó después Zarra, “fui a hacer una broma haciendo el ademán de pisar a un rival. Sin embargo, Pedro Escartín me vio y me mando a la caseta”.
Aun así, esa roja no empañó una carrera en la que además marcó su gol más famoso (el del triunfo) en “el partido del siglo” disputado ante Inglaterra en Wembley el 2 de julio de 1950; la primera gran victoria de España ante los inventores del fútbol. Sin embargo, dicha gesta no fue valorada por su padre quien manifestó tras enterarse de la misma: “¿Ah, sí? No sabía lo que era un balón”.
Anécdotas curiosas en la historia deportiva de “Telmito el miedoso” cuya habilidad para perforar las redes enemigas le permitió ganar seis trofeos pichichi. Un olfato goleador que le llevó a anotar un total de 251 dianas en primera división y cuyo record se llevó a la tumba, murió en 2006, antes de que 29 años después (el 22 de noviembre de 2014) Lionel Messi “la pulga argentina” cogiera el testigo de “Telmito el miedoso” como nuevo referente goleador del fútbol español.