El fútbol es un deporte en el que únicamente vale el presente y, como diría el Cholo Simeone, el “partido a partido”. Una vara de medir donde los resultados diarios marcan el devenir de los futbolistas y entrenadores donde sus logros pasados solamente tienen peso al recordarlos una vez que anuncian su retirada.
En el juicio diario al que someten los resultados a jugadores y técnicos, se encuentra actualmente a las puertas de la condena del despido José Mourinho en el Manchester United, más si cabe, tras caer en dieciseisavos de la Copa de la Liga ante el Derby Country de la Segunda División inglesa.
La última derrota de los red devils puso en evidencia que la relación entre el técnico luso y el conjunto inglés esta abocada a su fin. Una ruptura que se antoja inminente tras las declaraciones de Mourinho tras el partido, restando importancia a la eliminación en una competición menor, así como por la serie de acontecimientos vividos en el conjunto de Old Trafford en relación al portugués desde el verano.
Unos desencuentros donde el primero de ellos llegó a raíz de la falta de fichajes tras afirmar Mourinho que “una cosa es lo que quiero… y otra lo que va a pasar. Entregué una lista al club con cinco futbolistas que me interesaban hace meses y no ha llegado ninguno”. Una ausencia de refuerzos que generó la segunda “crisis institucional” al descartar Mourinho al United para la lucha por los títulos tras declarar que “no somos tan buenos como para ganar el título de la Premier”.
Sin fichajes y ninguneando el valor de su plantilla, Mourinho comenzó la temporada enfrentado a un plantel que minusvalora y del que la directiva cree que no ha sacado todo el potencial a estrellas como Alexis Sanchez, Pogba o Martial entre otros.
En ese inicio de curso, la derrota ante el Brighton (3-2) y Tottenham (0-3) y el recientemente empate ante el Wolverhampton (1-1) ha puesto, además, al United a cierta distancia de los grandes de la Premier ya desde el comienzo de la temporada.
Una “crisis de resultados” que también ha tenido criticas por su juego ultradefensivo, incluso de sus propios jugadores, como la realizada por Paul Pogba quien afirmó tras empatar ante los Wolves que “siempre que jugamos en casa deberíamos atacar, atacar y atacar. Estamos en Old Trafford. Creo que los rivales se atemorizan cuando ven al Manchester United atacando continuamente. Ese fue nuestro error”.
Además, su enfrentamiento constante con Paul Pogba, que llevó al francés manifestar su deseo de salir del club (el Barcelona suena con fuerza como posible destino), ha vivido recientemente un nuevo capitulo al reconocer Mourinho que ha quitado la capitania al galo para el resto de la temporada.
Por si este cúmulo de desencuentros Mourinho-United fueran pocos, (criticas a la falta de fichajes, minusvaloración de su plantilla, enfrentamiento con Pogba o crisis de juego y resultados) también se une la sombra del posible relevo del portugués por un Zinedine Zidane que ha reconocido que “va a entrenar pronto” y al que, a priori, únicamente tiene como posible destino inminente entre los grandes el Manchester United por el divorcio entre el equipo inglés y Mou.
En definitiva, la eliminación de la ante el Derby Country marca el inicio del fin de Mou en el United cuyo despido (que algunas voces hablan de que podría ser provocado tras haber renovado en enero hasta 2020 a cambio de 23 millones netos por temporada) sólo parece tener pendiente la fecha de su rúbrica.