En la Edad Media los señores, tanto fueran nobles como reyes, tenían a su servicio personas bajo su mando para servirles tanto en tareas domésticas como guerreras. En este último caso, sus escuderos eran, en muchos casos, fieles a su señor por cuestiones de sentimiento y honor.
Si el funcionamiento de la Edad Media lo extrapoláramos al fútbol, los clubes serían los nobles o reyes y los jugadores serían sus guerreros y escuderos.
A raíz de este símil entre historia y deporte, a lo largo de los años ha habido escuderos de clubes que se han motivado, principalmente, para pelear por estos a cambio de dinero y otros que se mantienen fieles a sus equipos por cuestiones de honor y sentimiento de pertenencia a dicha casa.
En este sentido, uno de los ejemplos de jugador que antepone su “amor” por sus colores a la posibilidad de crecer como futbolista, tanto profesional como económicamente, es Nacho Fernández, el defensor del Real Madrid.
El jugador del equipo blanco es el claro ejemplo del escudero fiel en el mundo del balompié. Criado en la cantera del equipo de Concha Espina, Nacho Fernández fue quemando etapas hasta convertirse en pieza del primer equipo para los estrategas que han ocupado el banquillo del Bernabéu que siempre lo han catalogado como escudero y no como caballero temporada tras temporada.
En relación al rol en el que se ha encasillado siempre a Nacho Fernández, este ha estado siempre motivado por su regularidad en su rendimiento futbolístico y, principalmente, tras la aceptación por su parte de esa consideración de hombre secundario a raíz de su amor y honor hacia su equipo.
Prueba de ello es que el canterano blanco ha visto como se han fichado centrales que lo largo de los años sin que nadie contase con él para dicho puesto aunque sus méritos hayan estado fuera de toda duda.
Sin embargo, su fidelidad y aceptación sin rechistar las decisiones de su señor es lo que hacen de él una pieza fundamental para el correcto funcionamiento del equipo a lo largo de las temporadas.
En definitiva, la figura de Nacho Fernández es la de un jugador secundario que acepta su rol de eterno segundón por eterna lealtad y amor, es la de un jugador generoso que siempre antepondrá el beneficio del equipo, es, en resumen, la del escudero fiel que sostiene sobre sus hombros el funcionamiento “medieval” del mundo del fútbol.