Un penalti es un momento, en la mayoría de las ocasiones, decisivo en el fútbol. Este lanzamiento proviene de la penalización de una infracción o falta dentro del área. Es una lucha entre portero y jugador de campo, una pugna donde la rivalidad de ambos equipos se encarna en dos personas.
Con este método se deciden los vencedores si el partido acaba en empate, (incluida la prorroga), en los campeonatos del K.O. bien sean torneos de selecciones o de clubes.
En la memoria de los aficionados han quedado grabados algunos de los más célebres como el errado por Roberto Baggio en la final del Mundial de 1994 que daba el título a Brasil, el resbalón de Terry en la final de Champions de 2007 o el de Sergio Ramos en la semifinal ante el Bayern Múnich de 2012.
Sin embargo, no sólo han quedado marcados los grandes fallos sino también algunos de los goles que deciden campeonatos como el de la Eurocopa de 1976 en la final entre la selección de fútbol de Checoslovaquia y la de la Alemania Federal.
Con 4-3 en el marcador favorable a Checoslovaquia por fallo de Ulrich Hoeneß, un desconocido Antonín Panenka tenía la responsabilidad de anotar para certificar el título para su selección. Hasta entonces poco se sabía del jugador checo ya que no era una de las figuras mundialmente conocidas.
Sin embargo, su anonimato iba a durar cuestión de segundos ya que su forma de lanzar dicho penalti lo haría pasar a la historia. El, tomo aire y se lanzó a la carrera para golpear el balón. Cuando todo el mundo pensó que disiparía con fuerza para asegurar el gol, sorprendió a los aficionados introduciendo el pie por debajo del balón para que este volara construyendo, de forma lenta, una parábola en el aire que sorprendió al meta alemán Sepp Maier.
Lo había conseguido, su gol permitía a Checoslovaquia hacerse con la Eurocopa de 1976 y el sin saberlo pasaría a la historia por su forma de lanzar y su nombre sería más recordado con el tiempo que dicho título.
Su apuesta, que puede ser definida como una genialidad o una locura, salió cara y por ello se le consideró un genio. Una fantasia que hizo que su nombre entrará para siempre en la historia del fútbol al ser, sin saberlo, el creador de un estilo que el mundo del balón le reconocería al ponerle su nombre.
Desde ese día hasta la actualidad han sido muchos los jugadores que han utilizado su técnica para enfrentarse al portero en dicha pugna con resultados dispares que quedaran para el recuerdo.
En el lado de la genialidad quedarán algunos como el anotado por el francés Zinedine Zidane en la final del Mundial de 2006 o el marcado por Sergio Ramos en la tanda de penaltis entre España y Portugal en la semifinal de la Eurocopa 2012.
Pero, en la otra cara de la moneda, la de la locura, también ha habido jugadores que han sido señalados por ello como durante el partido entre el Getafe y el Real Madrid donde Javier Casquero intentó marcar un penalti de esta forma, siendo detenido el balón por Iker Casillas, portero del Real Madrid. De este lanzamiento, el propio Antonín comentó que era, “tal vez, el peor penalti a lo Panenka que él había visto a un profesional”.
Sin embargo, si por encima de todos puede haber un referente en este estilo después del propio inventor, este no es otro que el uruguayo Sebastian “el loco” Abreu.
En semifinales de la Copa América 2007, convirtió de esta forma un penalti del partido contra Brasil. Abreu repetiría esta definición en cuartos de final del Mundial de 2010 en Sudáfrica ante Ghana, donde transformo el penalti decisivo con el que la selección uruguaya avanzó a semifinales para enfrentarse a Holanda.
Este mismo jugador fue aplaudido en el partido por el Campeonato Carioca 2011 entre su equipo Botafogo y el Fluminense. En dicho partido Abreu tenía la oportunidad de empatar el marcador mediante un penalti, pero el portero del Flu sabiendo sus intenciones se quedó parado en el centro del arco y detuvo el lanzamiento. Minutos después el Botafogo empataría y tendría otro penalti a su favor, Abreu decidió volvió a atreverse con esta forma de lanzar aunque en este caso el portero se tiró a una punta y el balón entró. Botafogo ganó ese partido 3 a 2.
¿Genialidad o locura, esa es la cuestión?, Panenka pasó a la historia por genio. Un estilo que ganó adeptos como el “Loco” Abreu, como Zidane, como Ramos o como Casquero. Adeptos que han ido sumándose desde aquel momento de 1974 donde un desconocido paso a ser uno de los hombres más famosos de la historia del fútbol por desafiar al destino en esa línea que diferencia la genialidad de la locura.