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En el fútbol actual existe un tipo jugador infravalorado por los clubes, un futbolista que injustamente debe demostrar su valía más que otro foráneo para ganarse un sitio en el once y ese no es otro que el caso del canterano.
En este sentido, el futbolista “de la casa” tiene actualmente más difícil alcanzar el puesto de titular en un equipo grande. Sin embargo, el que lo consigue, suele asegurarse un lugar en el 11 hasta, prácticamente, el final de su carrera.
Así las cosas, cojamos a modo de ejemplo el Real Madrid. El conjunto blanco ha visto como el número de canteranos titulares se ha ido reduciendo progresivamente con el paso del tiempo y, en la gran mayoria de casos, se han labrado un futuro lejos de Concha Espina.
Esta situación se ha visto propiciada y acelerada por el encarecimiento del fútbol y la imperiosa necesidad de ganar títulos cada curso. Un hecho que ha traído consigo la ruptura del mercado con jugadores fichados por cifras cada vez más astronómicos que evidencian cada curso más si cabe el negocio en el que se ha convertido el mundo del balompié.
Ante esta realidad y, ligada a esa necesidad por la inmediatez y la falta de paciencia para cultivar nuevos mimbres, en el club blanco se antoja imposible la repetición de grandes generaciones de canteranos como el Madrid de los Yé-Yé o la Quinta del Buitre que se convirtieron en la base capital de la alineación titular.
En los últimos tiempos, los asentamientos de canteranos en el esquema titular blanco siguen el “modelo Carvajal” basado en “ganarse la titularidad en casa tras triunfar fuera vía cesión”. Una nueva fórmula que tuvo un punto intermedio en la evolución desde la “Quinta del Buitre” con el asentamiento de jugadores de la casa por necesidad como fue el caso de Raúl o, más recientemente, Iker Casillas que tuvieron una oportunidad por la falta de nivel en sus puestos.
En el curso actual, Sergio Reguilón es el último asentamiento de un canterano en el Real Madrid que rompe con la tradición reciente al evocar su llegada al 11 blanco a una mezcla de los “métodos” Carvajal y Casillas.
De esta forma, la llegada a la titular del lateral izquierdo madrileño de ascendencia zamorana se ha producido tras una cesión al Logroñes y, principalmente, por la apuesta personal primero de Lopetegui, tras comprobar su valía en la pasada pretemporada, y de Solari después, con el que se ha asentado en el once, a raíz del bajo rendimiento del titular Marcelo este curso.
En resumen, el de Reguilón es el último asentamiento canterano en el Real Madrid que deja abierta la puerta de la esperanza para futuras apuestas del talento “casero” en un fútbol cada día más gobernado por el poderoso caballero que es Don Dinero.
