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Cuando hablamos de grandes cambios en el mundo del fútbol, a menudo evocamos, por ejemplo, la implantación del catenaccio (obra del austriaco Karl Rappan) como seña de identidad italiana o la revolución que supuso el fútbol total practicado por Holanda y seguido por el Barcelona o la selección española. Unos cambios relevantes que se produjeron en el campo a diferencia de lo conseguido por un desconocido Jean Marc Bosman, el futbolista que eliminó las barreras en las transacciones de jugadores europeos en la Unión Europea.
El 15 de diciembre de 2019 se cumplierán 24 años de que la justicia le diese la razón a un modesto jugador belga Bosman, que demandó libertad de acción a su club, el Lieja, por impedir su pase al Dunquerque francés al negarse estos a pagar la indemnización pedido por el conjunto belga.
Jean Marc Bosman ante esta situación denunció a su club, la Federación belga y la Uefa por impedir este traspaso llevando al Tribunal de Justicia Europeo a declarar ilegales las indemnizaciones por traspaso así como los cupos de extranjeros para nacionales de cualquiera de los países de la Unión Europea.
La justicia daba la razón a un modesto jugador cuya demanda propiciaría que se abrieran las fronteras de traspaso en Europa permitiendo a los grandes clubes adquirir libremente a los mejores jugadores de los países de la UE.
La revolución que propició Bosman supuso un cambio en el fútbol al ampliarse las diferencias entre grandes y pequeños y medianos clubes a raíz de esta situación.
Un cambio que también han experimentado los futbolistas haciendo que los grandes traspasos le llenarán los bolsillos de dinero. Grandes sumas que jamás cobró Jean Marc Bosman, el jugador que acabó rechazado por todos los clubes, alcoholizado y arruinado a pesar de haber echado abajo los muros construidos por los grandes organismos del balompié en Europa.
