Las aguas bajan revueltas en Can Barça tras la salida de Neymar rumbo al PSG después de que se realizará el pago de la cláusula del jugador (222 millones de euros) por parte del club francés.
El adiós del brasileño del club catalán abrió la caja de Pandora de un equipo azulgrana que ha visto cómo sus trapos sucios salían a la luz pública. Una crisis institucional que ha evidenciado los bajos momentos por los que atraviesa la relación de la directiva con la plantilla y afición.
Además y en relación con el astro sudamericano, su contratación por el Barcelona siempre estuvo envuelta en polémica poniendo la lupa de la sospecha, que sigue vigente, sobre Sandro Rosell y el propio Josep María Bartomeu por supuesta corrupción en su fichaje.
En cuanto al tema del adiós de Neymar, en las últimas fechas se ha escrito una nueva página de esta historia con el cruce de manifestaciones en las redes sociales de Bartomeu (en las que asegura que nunca debieron confiar en el jugador y su padre porque, según él, éste no avisó de la intención de Neymar de dejar el equipo) y el propio futbolista brasileño quien respondió al directivo con el mensaje “ese presidente es un chiste” (tras asegurar el carioca que el club conocía su firme idea de irse desde el pasado mes de mayo).
Además y en relación al tema del brasileño, los pesos pesados de la plantilla pusieron en evidencia a la directiva publicando en la red social Instagram las fotos de su reunión en Barcelona con Neymar tras su marcha al PSG en las que mostraron su apoyo y cariño al jugador carioca.
Por otra parte y por si el caso Ney no hubiese hecho herida en la cúpula azulgrana, esta se hizo más profunda tras el ridículo mostrado este verano por la dirección deportiva por los fallidos fichajes de hombres como Verratti o Coutinho que habían ilusionado a una afición que finalmente y, a pesar de su descontento, ha tenido que conformarse con Semedo, Dembélé y Paulinho.
Así las cosas, este cúmulo de situaciones (la marcha de Neymar, la distancia entre detective plantilla, los fichajes fallidos y la poca ilusión de los que han llegado o la pobre imagen del equipo ofrecida en la Supercopa de España ante el Real Madrid) han creado un estado generalizado de descontento y crispación en buena parte la masa social azulgrana (como se vió en la presentación de Dembélé cuando se pidió la dimisión de presidente) que ha ampliado la hondura de la herida que tiene la cúpula directiva.
En este sentido y a raíz de la bomba de relojería formada por todos los elementos que rodean esta situación, uno de los aspirantes a la presidencia del Barcelona en el pasado, Agustí Benedito, ha impulsado una moción de censura con el objetivo de poner fin a la etapa de Bartomeu al frente del equipo.
Por si todo esto fuera poco, al actual presidente del Barça parece que le siguen creciendo los enanos esos circos mediático actual tras las dudas existentes despues del silencio de Messi ante una renovación que el propio Bartomeu da por hecho o las dudas que genera Andrés Iniesta trasmanifestar un “no” a la pregunta de los periodistas de sí ya estaba cerrada la prolongación de su contrato que da por hecha el máximo dirigente.
En resumen y echando la vista atrás, la situación que vive actualmente Josep María Bartomeu se asemeja a la vivida en el pasado por Joan Gaspart con similitudes tales como la fallida política de fichajes o que el gran momento que vive el eterno rival (el Real Madrid) coincide con una crisis deportiva y de resultados del equipo. Unas situaciones que marcaron el final de la etapa del controvertido presidente.
Por lo tanto y a raíz de este cumulo de situaciones actuales y coincidencias históricas, en el día a día del Barcelona se deja caer, cada vez con más insistencia, la pregunta ¿Se acerca el fin de la era Bartomeu en el Barcelona? La respuesta a la misma la dirimirá, como siempre, el tiempo.